FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Traducción: Fernando de Valenzuela
Editorial: TusquetsTraducción: Fernando de Valenzuela
SINOPSIS:
Tal vez por haber sido escritas en el periodo (entre 1959, y 1968) más feliz de la vida de Milan Kundera,
según sus propias palabras, estas narraciones son las más alegres, las
más seriamente desvergonzadas y las más reflexivamente divertidas de su
obra. La farándula de personajes hedonistas que desfila aquí ante
nosotros en busca de los juegos múltiples y contradictorios de la
amistad, el amor y el sexo no puede sino incitar a la risa, atrapados
como están en el mundo loco de severidad, hermetismo e inquisición que
les rodea. Una risa auténtica, traviesa ; un humor sabio, sagaz y
gozador, al que ya nos tiene acostumbrados el autor de "La insoportable levedad del ser".
Me
animé a leer “El libro de los amores ridículos” porque de Kundera ya
había leído “La insoportable levedad del ser”, que me había gustado
bastante y, además, este fue uno de los libros que me llegó de mi
amistad invisible en diciembre. Este libro se compone de 7 relatos,
alguno más liviano que otro, si bien eso no me sorprendió ni hizo
que lamentara leerlo. En “la levedad” ya pude comprobar que Kundera es
un autor intelectual, dado a las digresiones, como modo de explorar el
interior humano.
En los siete relatos, en general, Kundera nos muestra una serie de personajes que continuamente se someten a sí mismos, destacando sobre todo su relación con el amor y el sexo y, por ende, con el “otro”. Son personajes en conflicto permanente con su entorno y las autoridades, y es en la relación con el sexo contrario con la que su existencia se vuelve más estrafalaria.
Algunos de los relatos me han llegado a sacar una sonrisa por lo ridículo de la situación, otros son un poco densos, pero todos tienen algo de decadente. Son personajes que, por su deriva interior, basan sus relaciones en falsedades, se autoengañan y, en consecuencia, echan por la borda muchos aspectos de su vida. En esta misma línea, tampoco ayuda el trasfondo social de su país que siempre tiene presente Kundera, aunque de forma somera, se intuye.
De los livianos apuntaría el primero, “Nadie se va a reír”, de los densos, “Symposion”, y de los interesantes, “Que los muertos viejos dejen sitio a los muertos jóvenes”.
“La insoportable levedad del ser” me supo mejor, pero igualmente ha sigo una lectura interesante y no me arrepiento de ella.
En los siete relatos, en general, Kundera nos muestra una serie de personajes que continuamente se someten a sí mismos, destacando sobre todo su relación con el amor y el sexo y, por ende, con el “otro”. Son personajes en conflicto permanente con su entorno y las autoridades, y es en la relación con el sexo contrario con la que su existencia se vuelve más estrafalaria.
Algunos de los relatos me han llegado a sacar una sonrisa por lo ridículo de la situación, otros son un poco densos, pero todos tienen algo de decadente. Son personajes que, por su deriva interior, basan sus relaciones en falsedades, se autoengañan y, en consecuencia, echan por la borda muchos aspectos de su vida. En esta misma línea, tampoco ayuda el trasfondo social de su país que siempre tiene presente Kundera, aunque de forma somera, se intuye.
De los livianos apuntaría el primero, “Nadie se va a reír”, de los densos, “Symposion”, y de los interesantes, “Que los muertos viejos dejen sitio a los muertos jóvenes”.
“La insoportable levedad del ser” me supo mejor, pero igualmente ha sigo una lectura interesante y no me arrepiento de ella.
Dolors Martínez
El libro recoge siete relatos del autor en los que retrata diversas historias amorosas, muchas de ellas con personajes descarados y situaciones absurdas que las convierten en ridículas. Narrados casi todos con ironía y humor he disfrutado especialmente este aspecto de la lectura, aunque también destacaría las frecuentes reflexiones y pinceladas filosóficas presentes en todos los relatos. Del mismo modo, en mayor o menor grado, la crítica al sistema comunista está siempre presente.
Me han gustado todos, unos más, otros menos, pero todos me han parecido bien escritos e interesantes. Son textos ligeros y fáciles de leer, que no alcanzan la profundidad intelectual de “La insoportable levedad del ser”, pero en cambio tienen un componente humorístico destacado que los hace amenos y divertidos. En mi opinión Kundera se burla del mundo establecido con maestría. Una lectura recomendable y que me deja con ganas de leer otras obras del autor.
Me han gustado todos, unos más, otros menos, pero todos me han parecido bien escritos e interesantes. Son textos ligeros y fáciles de leer, que no alcanzan la profundidad intelectual de “La insoportable levedad del ser”, pero en cambio tienen un componente humorístico destacado que los hace amenos y divertidos. En mi opinión Kundera se burla del mundo establecido con maestría. Una lectura recomendable y que me deja con ganas de leer otras obras del autor.
Esther Rodríguez
De Milan Kundera se dice que posee ese virtuoso arte de mezclar la novela, la ficción y las ideas, la profundidad y la frivolidad; que Kundera hace política con sus historias subidas de tono, que aunque el cinismo de su pluma nos hace reflexionar sobre las relaciones humanas se excede en la lógica y la realidad. Es cierto, el contexto ha envejecido, el telón de acero ha caído y, actualmente, la atmósfera feminista ha logrado muchos cambios permanentes que incluso el vocabulario y el tratamiento que se le da a la mujer a lo largo de los siete relatos choca al lector contemporáneo. Cuesta creer que alguien se asemeje a siquiera uno de los protagonistas de cualquiera de los relatos de la novela. Y es que como afirman los expertos, en el fondo, Kundera es un Kafka a su pesar; cuenta las mismas historias absurdas y crueles que su ilustre compatriota, con la diferencia de que las suyas han ocurrido realmente. Y se vale de esa realidad para denunciar situaciones ocurridas en el país del que fue expulsado: La Checoslovaquia comunista. El país que perdió su sentido del humor y donde la picardía estaba vedada.
En cada relato encontraremos pinceladas filosóficas y tintes de humor negro que nos hacen adentrarnos a la psicología de los personajes y algunos incluso intentamos encontrar la mayor aproximación de cómo experimentamos los amores, aunque esto no parece sucederle a todos los que se animan a continuar con "El libro de los amores ridículos" después del primer choque cultural que casi todos experimentamos.
Es un libro que muchos de nosotros logramos gozar leyendo y disertando acerca de las ridículas situaciones en las que los enamorados llegamos a caer pero no es un libro que uno pueda recomendar. Es un libro que te hace reír y reflexionar si gustas de la pluma ácida de un autor al que como uno de sus personajes en otro libro nunca le bastó incidir sobre las ideas, siempre quiso llegar a los sentimientos de la gente. No es un libro con tintes rosas pero sí es un libro con cuyos personajes llega uno a identificarse y llegar a la conclusión de que en ciertos momentos llega uno a ser ridículo.
En cada relato encontraremos pinceladas filosóficas y tintes de humor negro que nos hacen adentrarnos a la psicología de los personajes y algunos incluso intentamos encontrar la mayor aproximación de cómo experimentamos los amores, aunque esto no parece sucederle a todos los que se animan a continuar con "El libro de los amores ridículos" después del primer choque cultural que casi todos experimentamos.
Es un libro que muchos de nosotros logramos gozar leyendo y disertando acerca de las ridículas situaciones en las que los enamorados llegamos a caer pero no es un libro que uno pueda recomendar. Es un libro que te hace reír y reflexionar si gustas de la pluma ácida de un autor al que como uno de sus personajes en otro libro nunca le bastó incidir sobre las ideas, siempre quiso llegar a los sentimientos de la gente. No es un libro con tintes rosas pero sí es un libro con cuyos personajes llega uno a identificarse y llegar a la conclusión de que en ciertos momentos llega uno a ser ridículo.
Gaby M. Flores
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