4 de abril de 2018

"Apegos feroces", de Vivian Gornick

Apegos feroces Vivian Gornick
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Traducción: Daniel Ramos Sánchez
Editorial: Sexto Piso

SINOPSIS:
Pocas veces en la literatura se ha retratado de manera tan humana, vital y honesta la relación entre una madre y su hija como en "Apegos feroces", las memorias de la escritora y activista Vivian Gornick, ahora publicadas por primera vez en español desde que vieran la luz en 1987.
Gornick, una mujer madura, camina con su madre, ya anciana, por las calles de Manhattan, y en el transcurso de esos paseos llenos de reproches, de recuerdos y complicidades, va desgranando el relato de la lucha de una hija por encontrar su propio lugar en el mundo. Desde muy temprano, Gornick se ve influenciada por dos modelos femeninos muy distintos: uno, el de su madre, una mujer neurótica, terca e inteligente que dedica toda su energía al cuidado de su familia, que coloca el amor en el centro de su existencia y renuncia a cualquier otro ideal; el otro, el de Nettie, la joven vecina apasionada, inexperta y dependiente, viuda y madre de un bebé, que sólo se siente segura frente a los hombres, consciente de que es sensualidad en estado puro. Ambas, figuras protagónicas en el mundo plagado de mujeres que es su entorno, representan modelos que la joven Gornick ansía y detesta encarnar, y que determinarán su relación con los hombres, el trabajo y otras mujeres durante el resto de su vida.
Ésta es la historia de un vínculo delicado y fatigoso, de un nexo que define y limita al mismo tiempo, pero también es el retrato de una sociedad y una época, y una extensa meditación sobre la experiencia de ser mujer. 

OPINIONES:
Aunque la traducción al castellano llega 30 años después de su primera publicación es una lectura muy interesante que me ha gustado mucho. Hay que tener en cuenta que no es una novela al uso, sino las memorias de su autora, ligadas en buena parte a la relación que mantiene con su madre. El peculiar carácter de la madre la convierte en una relación difícil, agobiante por momentos y que yo creo que mejora a lo largo del tiempo, a pesar de los apegos y rastros que deja. Pero la novela va más allá del vínculo madre-hija, pues en el fondo plasma la búsqueda de identidad por parte de la autora.
La narración incluye constantes saltos temporales e intercala los recuerdos del pasado con el presente. De la parte de la infancia destacaría el predominio de las mujeres, según he leído en una entrevista a la autora, ésta obvia los personajes masculinos deliberadamente. Hace un fresco de la vida en el barrio y en el edificio de viviendas de familias judías en el Bronx, donde vivía y que era como una gran familia, aunque en casa era la madre la que lo dominaba todo. Su influencia sobre la protagonista es “feroz”, sobre todo cuando se queda viuda y la hija queda ofuscada por la melancolía de la madre, aspecto que le afectará toda su vida. Cuando marcha de casa es interesante cómo muestra su propio desarrollo intelectual, su ambición por escribir y expresarse, la importancia del sexo, sus distintas parejas... pero me da la sensación que por estos años pasa de manera más ligera, no se detiene tanto como en los recuerdos de la infancia.
Cuando escribe sobre el presente se centra en los paseos que da con su madre, ya anciana, por Nueva York. Sus conversaciones son geniales, aunque hay algunos fragmentos duros otros son bastantes divertidos. También los encuentros, ya adulta, con algunos de los personajes de su infancia son muy amenos.
En resumen, en mi opinión es una lectura que da para reflexionar, fácil de leer, entretenida y muy bien escrita. Todo un descubrimiento de libro y escritora que recomiendo
.
Esther Rodríguez

La novela, que comienza cuando Gornick, autora y protagonista de estas memorias escritas hace treinta años es una niña que vive con su familia en un piso del Bronx, va dando saltos temporales, en los que, ya madura, pasea frecuentemente por Manhattan con su madre, una mujer de carácter difícil, dura y agobiante, mientras charlan y evocan recuerdos del pasado, como la vida en el barrio, las costumbres de sus vecinos (la mayoría judíos como ellas mismas) su bloque de apartamentos, descrito al detalle, en los que la autora vivió desde los seis a los veintiún años… esta primera parte de novela social, en la que nos describe la vida en el Bronx de la época, la relación con la familia, la calle y el entorno, es la que más me ha gustado.
En sus paseos, surgen a menudo las discusiones que evidencian las diferencias entre ambas mujeres y la dificultad de su relación, sobre todo a raíz de la muerte del padre, que sumerge a la madre en un duelo profundo que la acompañará toda su vida, lo que marca la adolescencia de la autora, quien siente admiración por una vecina más liberada y por ello criticada duramente por su madre y por sus vecinos, judíos conservadores, mientras ella cuestiona sus emociones e intenta saber qué tipo de mujer le gustaría llegar a ser. 
Una novela reflexiva y escrita de forma ágil y honesta, en la que la autora analiza sus sentimientos, sus carencias, sus frustraciones y sus relaciones con su madre, con los hombres y con su entorno, tratando siempre de encontrar su identidad como mujer.
Yolanda Castilla Galdos

"LA IDEA DE MI MADRE DE QUE TODOS LOS QUE LA RODEABAN ESTABAN SUBDESARROLLADOS Y QUE GRAN PARTE DE LO QUE DECÍAN ERA RIDÍCULO SE QUEDÓ IMPRESA EN MÍ COMO TINTE SOBRE EL MÁS ABSORBENTE DE LOS MATERIALES".
Otra historia judía de Nueva York, pero esta vez narrada en forma intimista y entrañable por una mujer, siendo mujeres las protagonistas y mujeres también la mayoría de los personajes secundarios.
Madre e hija pasean por Manhattan a menudo, porque viven muy cerca una de la otra. En esos paseos platican acerca del pasado ... de la juventud de la madre ... de la niñez de la hija.
También se acuerdan de los parientes, y sobre todo, de los vecinos del abigarrado barrio judío donde vivieron y de los sentimientos íntimos de ambas y sus feroces apegos de la una por la otra y por su entorno.
No había privacidad en aquellos vecindarios de Nueva York, donde todos sabían los detalles más personales de la vida de los vecinos. Pero, dejando aparte el chisme y el cotilleo, cuanta tierna humanidad y hermandad se desarrollaba entre los vecinos y que enraizados cariños y odios crecían entre ellos.
Preciosa esta pequeña gran novela de la escritora estadounidense Vivian Gornick. Me ha encantado y la recomiendo.
"YO SABÍA DESDE MUY PEQUEÑA QUE MIS PADRES ERAN «COMPAÑEROS DE RUTA» DEL PARTIDO COMUNISTA Y QUE, DE LOS DOS, MI MADRE HABÍA SIDO LA MÁS ACTIVA POLÍTICAMENTE".
Lucila Argüello

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