Género: Narrativa
Traducción: Eloy M. Cebrián
Editorial: Chamán
SINOPSIS:
Traducción: Eloy M. Cebrián
Editorial: Chamán
SINOPSIS:
Ben Williamson ha perdido a su hija. Durante una estancia por estudios en Madrid, a Michelle Williamson la mata una bomba de ETA. Para Ben, este acto de violencia ha dejado sólo preguntas, y en un momento de desesperación decide buscar las razones de la muerte de Michelle. Conforme Ben empieza a conocer las complicadas tensiones bajo la superficie de la cultura española, descubre que quiere que alguien pague por su pérdida.
En una búsqueda igualmente dramática, la otra hija de Ben, Annie, sigue a su padre hasta España dispuesta a no perderlo como perdió a su hermana. Cuando encuentra su rastro en Madrid, descubre que es un hombre cambiado, y que ahora está dispuesto a emprender las acciones más drásticas para aliviar su dolor.
Seductora y hermosa, "La casa de los sordos" es la historia del choque de un hombre con el terrorismo y de su búsqueda de respuestas.
En una búsqueda igualmente dramática, la otra hija de Ben, Annie, sigue a su padre hasta España dispuesta a no perderlo como perdió a su hermana. Cuando encuentra su rastro en Madrid, descubre que es un hombre cambiado, y que ahora está dispuesto a emprender las acciones más drásticas para aliviar su dolor.
Seductora y hermosa, "La casa de los sordos" es la historia del choque de un hombre con el terrorismo y de su búsqueda de respuestas.
OPINIÓN:
Publicada casi al mismo tiempo que 'Patria', 'La casa de los sordos' nos aporta la visión de un tema con el que muchos hemos crecido y convivido, desde el punto de vista de alguien que ha sido ajeno al conflicto vasco durante toda su vida.
Michelle Williamson, natural de Kentucky, pierde la vida una mañana en la que salió a correr, al pasar frente a un cuartel de la Guardia Civil en el momento en que estalló una bomba de ETA. Su padre, Ben Williamson, queda sumido en una suerte de trance —de hecho, ni siquiera es capaz de viajar a España para repatriar el cuerpo de su hija— del que despierta de manera casi abrupta dos años después, cuando siente que necesita entender lo que ocurrió, encontrar un porqué, si es que lo hay.
Lo que más me ha impresionado de esta novela ha sido la maestría con la que su autor maneja el dolor contenido. Sin sobreactuación, el personaje de Ben Williamson se arrastra dignamente —valga la paradoja— por Madrid y País Vasco intentando atar cabos, estudiando lo sucedido desde la fundación de ETA, allá en los 50, hasta el día en que murió su hija mayor. El peso de la novela recae fundamentalmente en ese deambular, en ese duelo, en esa necesidad de encontrar un relato que explique lo que no tiene explicación, que es tratado con una delicadeza tan contundente como sobria.
Novela también de personajes, todos magníficamente definidos y trazando alrededor del protagonista una tela de monólogos, recuerdos y diálogos que terminan de tallar su figura. La exmujer, triunfadora agente inmobiliaria que parece renacer tras su divorcio; Annie, la hija menor, la «hija de repuesto» que apenas tuvo tiempo de conocer, y por tanto querer, a su hermana, quien ahora trata de reconciliarse con ella; Paula Ortiz, británica afincada en España que ayudará a Ben a encontrarse en ese mosaico de casuística que es España, un estado que puede sintetizarse en cuadros como el «Guernica» de Picasso o «Duelo a garrotazos» de Goya; Armando Ordoki —obvio alter ego de Arnaldo Otegi—, para quien la resolución del llamado conflicto vasco a cualquier precio lo es todo en la vida.
Michelle Williamson, natural de Kentucky, pierde la vida una mañana en la que salió a correr, al pasar frente a un cuartel de la Guardia Civil en el momento en que estalló una bomba de ETA. Su padre, Ben Williamson, queda sumido en una suerte de trance —de hecho, ni siquiera es capaz de viajar a España para repatriar el cuerpo de su hija— del que despierta de manera casi abrupta dos años después, cuando siente que necesita entender lo que ocurrió, encontrar un porqué, si es que lo hay.
Lo que más me ha impresionado de esta novela ha sido la maestría con la que su autor maneja el dolor contenido. Sin sobreactuación, el personaje de Ben Williamson se arrastra dignamente —valga la paradoja— por Madrid y País Vasco intentando atar cabos, estudiando lo sucedido desde la fundación de ETA, allá en los 50, hasta el día en que murió su hija mayor. El peso de la novela recae fundamentalmente en ese deambular, en ese duelo, en esa necesidad de encontrar un relato que explique lo que no tiene explicación, que es tratado con una delicadeza tan contundente como sobria.
Novela también de personajes, todos magníficamente definidos y trazando alrededor del protagonista una tela de monólogos, recuerdos y diálogos que terminan de tallar su figura. La exmujer, triunfadora agente inmobiliaria que parece renacer tras su divorcio; Annie, la hija menor, la «hija de repuesto» que apenas tuvo tiempo de conocer, y por tanto querer, a su hermana, quien ahora trata de reconciliarse con ella; Paula Ortiz, británica afincada en España que ayudará a Ben a encontrarse en ese mosaico de casuística que es España, un estado que puede sintetizarse en cuadros como el «Guernica» de Picasso o «Duelo a garrotazos» de Goya; Armando Ordoki —obvio alter ego de Arnaldo Otegi—, para quien la resolución del llamado conflicto vasco a cualquier precio lo es todo en la vida.
Una gran historia para la que su autor ha encontrado el pulso idóneo que sin duda recomiendo.
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