29 de octubre de 2018

"Palermo es mi ciudad", de Simonetta Agnello Hornby

Palermo es mi ciudad Simonetta Agnello Hornby
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Traducción: Teresa Clavel
Editorial: Gatopardo

SINOPSIS:
La via XX Settembre, en el corazón de Palermo, es donde, en 1958, se va a vivir la familia Agnello. El pequeño mundo formado por tíos, primos, personal de servicio, amigos y parientes constituye un microcosmos que es observado con la mirada atenta de la autora. Como telón de fondo, una ciudad donde a las heridas de la guerra se añaden otras más devastadoras si cabe: las de la especulación urbanística. Palermo, espléndida y miserable, seduce a Simonetta. La ciudad se le revela al mismo tiempo que ella se revela a sí misma, a través de un mundo compacto, solidario, de la curiosidad por las cosas que la rodean, del amor por los libros, de los primeros atisbos de una conciencia cívica y política.

«La ciudad entera sería “mi casa”, toda Palermo me pertenecía como yo le pertenecía a ella.» Simonetta Agnello Hornby

OPINIÓN:
Simonetta Agnello Hornby se mudó de Agrigento, ciudad natal de su madre, a Palermo en 1958, cuando contaba 13 años, con sus padres y su hermana Chiara, menor que ella, a quienes se sumarían personal de servicio, el viejo chofer Paolo, la niñera aquincense Giulliana, o la joven criada Antonella. Para Simonetta fue el regreso a “su” ciudad, era la única nacida en Palermo, en el caserón de una pariente, y allí residía buena parte de los parientes, tíos, tías, sus respectivos hijos e hijas, abuelos y abuelas, parentela de distinto grado y muy extensa.
Su familia formaba parte del núcleo de nobles y terratenientes que aún pervivían en la capital, por parte de padre muchos de sus parientes vivían de renta y apenas poseían o daban importancia a los estudios y la lectura, por parte materna tampoco eran pobres, pero sí que algunos poseían carreras, aunque básicamente eran hombres pues las mujeres pintaban poco fuera de casa.
En este relato de recuerdos de infancia y primera juventud, la autora narra con todo lujo de detalles la sociedad siciliana de la época. Cómo ella misma admite, en esos años era presa de una ávida curiosidad, quería empaparse de todo, de tal forma que da buena cuenta de numerosas anécdotas familiares y de sucesos políticos y sociales, denotando su amor por Palermo.
En numerosas ocasiones se sentó a escuchar a los hombres de la familia que hablaban sobre política y la necesitad de tener contactos, era importante tener buenas relaciones.
A la larga, la extensa red familiar se traducía, en muchos casos (no sólo en la familia de la autora), en una red clientelar, que servía para que muchos ocuparan puestos en la administración o llegarán a la política. 
En otras palabras, la sociedad siciliana era corrupta, lo que años después se evidenciaría aún más con el peso de la Iglesia y la Mafia, de hecho los enlaces entre Mafia y políticos llegaron a convertirse en algo sistemático e institucionalizado.
Más allá de la oscura política, es una delicia como la autora describe lo cotidiano, los paseos por las calles palerminianas con los edificios y villas del XIX, las compras en los establecimientos locales y el mercado, o sencillamente la elaboración casera de dulces típicos de la región, de su madre y tía Teresa. 
La autora creció muy unida a su madre, siendo ésta quién supervisó su educación, la formalidad, el buen hacer o la eficiente administración doméstica, mientras el padre, que delegó esa función en la progenitora, vivía independiente y se dedicaba a la explotación de sus tierras en otra localidad. 
Asimismo, la autora retrata las peculiaridades y caracteres de otros miembros de la familia, niñeras o trabajadoras del servicio domestico, conocidos y allegados, y sobre todo las relaciones sociales que se propiciaban.
La autora nos introduce en el ambiente de una familia numerosa, donde la moral tradicional de la sociedad aún predominaba y eran evidentes los distintos roles de hombres y mujeres. Las chicas no comenzaban a salir hasta los 16, siempre acompañada por familiares, o amigos aprobados por los parientes (la familia de la autora era bastante estricta en este sentido). No se admitían las relaciones con otras personas sin antes saber quiénes eran, de donde venían, origen familiar etc. Aún más significativo es que muchos poseían la creencia de que los hombres podían ser infieles por necesidad, las mujeres, en cambio, se entendía que debían ser fieles y castas. 
Estas memorias noveladas de la autora siciliana están narradas en primera persona, con un estilo sencillo, llano, guardando un tono juvenil realista, sincero y cuentan su vida en Palermo desde 1958 a 1963, al concluir sus estudios de bachiller.
Simonetta Agnello Hornby era una autora desconocida para mí, hasta ahora, y debo decir que el estreno ha sido muy grato. Un placer de lectura, la recomiendo ampliamente.

Fragmento:
“A diferencia de los demás miembros de la familia, yo había nacido en Palermo.
Papá me lo recordaba –« Palermo es tu ciudad»– cuando íbamos en coche desde Agrigento y estábamos a punto de asomarnos a la Conca d’Oro y distinguirla a lo lejos, desde lo alto: un momento mágico. […] Frente a nosotros, lejísimos, aparecía, majestuoso y absolutamente proporcionado, Monte Pellegrino, envuelto en una luz azulada y lamido por el mar oscuro, centelleante y vastísimo, casi tan grande como el cielo. En el golfo, a sus pies, Palermo.
Palermo es tu ciudad repetía papá.”
Dolors Martínez

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