27 de octubre de 2019

"Hacerse el muerto", de Andrés Neuman

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FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Editorial: Páginas de Espuma

SINOPSIS:
Una silla esperando a alguien que no llega. Un zapato con memoria. Una madre que corre en sueños. Una pareja enamorada de lo que no hace. Un psiquiatra atendido por su paciente. Una moneda volando en un hospital. Una mujer que se excita con Platón. Dos ensayistas en el baño. Un político perseguido por revolucionarios invisibles. Un asesino cubista. Un mundo donde los libros se borran. Un fusilado que piensa. Monólogos. Mirones. Todo esto, y más, vive en Hacerse el muerto.
En estos nuevos cuentos, Neuman explora el registro tragicómico hasta las últimas consecuencias, desplazándose de lo conmovedor a lo absurdo, del dolor de la muerte al más agudo sentido del humor. Breves piezas que buscan, simultáneamente, la emoción y la experimentación. Un trabajo atrevido con el estilo, la voz y la temporalidad. Una impactante serie de reflexiones sobre la pérdida como manera lúcida de intensificar la vida, de interpretar nuestra asombrada fugacidad.

OPINIÓN:
Un libro de relatos en los que Neuman utiliza un lenguaje rico pero asequible. Maneja de maravilla la velocidad de cada cuento y le da a cada uno el nivel preciso de intriga, pesadumbre, humor, alegría, etc.
Hay mucha poesía en este libro, no en vano hay quien ha definido a Andrés Neuman como "uno de los poetas contemporáneos menos previsibles y más clarividentes".
El libro está dividido en seis grandes títulos (grandes por su valor y significado, no por su número de palabras) que contienen a su vez cinco relatos con su propio gran título cada uno.
Ya desde el primer relato "El fusilado", que está dentro del bloque que da título al libro, una se encuentra con un texto que la deja totalmente descolocada. Ya intuyes que tienes por delante unos relatos de esos que cuentan más de lo meramente escrito. Algunos se leen casi sin respirar y los acabas con un suspiro, no tanto por coger aire como por lo maravillada que quedas; hay otros que, por el contrario, se leen con esa extraña calma que antecede a la tormenta y es al acabarlos cuando te cortan la respiración; pero absolutamente todos se quedan en tu cabeza como un eco insistente, sin dejar que los abandones buscando EL FINAL y el sentido, porque Neuman, a pesar de darte 'un final' te deja a ti la tarea de buscarle 'el final', la razón, lo que de verdad te cuenta sin contártelo. Creo que aquí no solo entra en juego la experiencia vital de la persona que lo lee, sino que incluso influye el momento y lugar en el que lo lees (esto lo vi en la relectura), y te sorprende pensando en algo, relacionándolo con algo, que no tiene nada que ver con el relato en sí (¿o sí?), y eso para mí es un valor grandioso a la hora de la literatura.
¿De qué hablan estos relatos? De la vida, de la muerte como parte ineludible de la vida, del amor, del equilibrio deseado y el desequilibrio presente en todas las mentes (y almas) humanas, de la soledad, de las pérdidas...
Me han gustado muchísimo todos los relatos, y no podría comentarlos todos sin extender demasiado esta lectura, pero sí me gustaría mencionar algunos junto con un par de palabras que intentan resumir la emoción que me provocaron.
En el primer bloque, "Hacerse el muerto", destaco como ya he comentado "El fusilado" que me dejó totalmente descolocada y me enganchó sin remedio. "Después de Elena" es simplemente Brutal.
En "Una silla para alguien" el relato "Madre música" es maravilloso, es un relato que te abraza a pesar del sentimiento de pérdida que lleva adherido.
En "Sinopsis del hogar" destacaría "Una rama más alta" que te golpea allá en tu infancia. "Juan, José" es fantástico, busco una emoción que lo defina y solo se me ocurre que me ha dejado "toda loca".
De "Bésame Platón" me es imposible dejar ninguno fuera, es la parte que más me ha gustado. Encontré en "Las cosas que no hacemos" una de las definiciones de 'amor' más bonitas que he leído.
"Bésame, Platón" es un relato al que daría el adjetivo de inaudito. "Vidas instantáneas" es totalmente hilarante, tan increíble como cierto. "Conversación en los urinarios" es un relato redondo, magnífico. Para hablar de "El infierno de Sor Juana", nada mejor que citar una frase del propio relato "no se puede ir al infierno por amor".
En "Monólogos y monstruos", el que más me ha gustado es "Monólogo del inmobiliario", un relato que retrata a la perfección el egoísmo humano, la falsedad y la hipocresía.
De "Breve alegato contra el naturalismo" destacaría "Fahrenheit.com", ¿quizá un toque de atención?, y "Principio y fin del léxico", para mí todo un alegato al lenguaje como la más poderosa de las posesiones. "Teoría de las cuerdas" me ha parecido una mirada "hacia dentro" fantástica.
El libro cierra con el tercer y cuarto dodecálogos sobre el cuento y el cuentista (el primero y segundo están en obras anteriores del autor). En estos dodecálogos encuentro puntos que definen muy bien mis sensaciones al leer este libro, como por ejemplo:
-Hay dos tipos de cuento: los que ya saben la historia y los que la van buscando.
-La quietud como arte de la inminencia.
-A estas alturas, desordenar el orden cuenta más que ordenar el desorden.
-Del cuento con sorpresa al cuento con duda.
Un libro muy recomendable para los amantes de los relatos, de la buena literatura, y de los libros que no te lo dan todo hecho y amenazan con quedarse en tu cabeza bastante más de lo que se tardan en leer.

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