24 de marzo de 2020

"Sidi", de Arturo Pérez-Reverte

sidi perez reverte
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Editorial: Alfaguara

SINOPSIS:
«El arte del mando era tratar con la naturaleza humana, y él había dedicado su vida a aprenderlo. Colgó la espada del arzón, palmeó el cuello cálido del animal y echó un vistazo alrededor: sonidos metálicos, resollar de monturas, conversaciones en voz baja. Aquellos hombres olían a estiércol de caballo, cuero, aceite de armas, sudor y humo de leña.
»Rudos en las formas, extraordinariamente complejos en instintos e intuiciones, eran guerreros y nunca habían pretendido ser otra cosa. Resignados ante el azar, fatalistas sobre la vida y la muerte, obedecían de modo natural sin que la imaginación les jugara malas pasadas. Rostros curtidos de viento, frío y sol, arrugas en torno a los ojos incluso entre los más jóvenes, manos encallecidas de empuñar armas y pelear. Jinetes que se persignaban antes de entrar en combate y vendían su vida o muerte por ganarse el pan. Profesionales de la frontera, sabían luchar con crueldad y morir con sencillez.
»No eran malos hombres, concluyó. Ni tampoco ajenos a la compasión. Sólo gente dura en un mundo duro.»

«En él se funden de un modo fascinante la aventura, la historia y la leyenda. Hay muchos Cid en la tradición española, y éste es el mío.»
Arturo Pérez-Reverte

OPINIÓN:
... "el aspecto formidable del castellano, su rostro barbudo apenas entrevisto bajo la cota de malla y el nasal del yelmo reluciente al sol. La espada sujeta a la silla y el escudo colgado a la espalda, con su lema pintado Oderint dum metuant. Que me odien, pero que me teman...
... Pegados a su grupa, Pedro Bermúdez sostenía la señal verdirroja y Félez Gormaz, listo el cuerno de órdenes, escupía y se pasaba la lengua por los labios".
Asistí a la presentación de este libro por su autor Arturo Pérez-Reverte, en el marco de la Miami Book Fair en noviembre del 2019. Fue un placer y un privilegio muy emocionante, dar una cerrada ovación de pie a este querido escritor en una gran sala repleta de entusiastas fanáticos.
Prosa impecable … precisa, concisa, medida. No falta un punto ni una coma en la construcción de las oraciones y los párrafos. Ritmo militar en las oraciones perfectas.
Los adjetivos cabales y muchos sustantivos arcaicos y arábigos ¡Que despliegue de erudición! ¡Qué autenticidad! ¡Qué placer en las expresiones coloquiales añejas!
Bellas y detalladas las descripciones de los paisajes y las escenas de los campamentos, completamente cinematográficas, con detalles de barroco claroscuro.
Los diálogos escuetos, esenciales, eruditos, irónicos … siempre terminan igual: con el Sidi poniendo la última palabra, una antítesis de la de su interlocutor ¡eso es de cajón! O, si es el caso, haciendo una exhibición de sus conocimientos del Corán, del idioma árabe y del latín. Muy auténtico me pareció este registro coloquial … casi aprendo árabe, como en El Clon …
Las batallas, gloriosas o no tanto, muy quirúrgicas, sin ser demasiado gráficas, con unos cuantos muertos y unas cuantas cabezas cortadas. No pude menos que reírme a carcajadas con las onomatopeyas de los sonidos de las armas en las batallas: tunc, tunc, tunc … clang, chas … clang, clang, clang … tunc, chas, tunc, chas, tunc … me hizo recordar cuando en mi niñez leía en los paquines de dibujos, las aventuras de los súper héroes, que traían escritos los sonidos de los golpes de las peleas, encerrados en dibujos de nubes o estallidos y rodeados de rayos y centellas.
LA BATALLA final, perfecta … muy emocionante. Me dio mucha tristeza la muerte de Félez, uno de los sobrinos. Después de la batalla, la última parte de esta epopeya novelada, llamada LA ESPADA, es dedicada a la legendaria espada La Tizona, adquirida por Ruy Díaz por medio de negociaciones con el vencido y prisionero franco Conde de Barcelona, Berenguer Ramont, el fratricida de su hermano gemelo. Eso de los reyes fratricidas es un caso muy recurrente en la narración y en la Historia, tanto entre musulmanes como entre cristianos.
Los personajes, con unos nombres muy raros todos ellos, que me imagino algunos serán históricos y otros ficticios, muy bien retratados, fuertemente delineados, de acuerdo a su origen, con el lenguaje apropiado, sea castellano, franco o sarraceno. Sus caballos eran tres: Cenceño, Perseverante y Babieca, el favorito y más nuevo.
El argumento es histórico, supongo, y el tema la desmitificación del héroe… porque ha reducido al glorioso Cid Campeador, del épico Cantar del Mío Cid, a un infanzón desterrado, que se gana el pan matando y dejándose matar. Un humano agotado de cabalgar con una llaga bajo la ingle y un dolor en la rodilla izquierda, recuerdo de una vieja lesión. Un vulgar mercenario: su profesión es la de militar y se emplea con cualquiera que le de trabajo, sea moro o cristiano o franco. “Por necesidad batallo, y una vez puesto en la silla se va ensanchando Castilla delante de mi caballo”.
Pero qué ética, que austera disciplina, qué piedad al orar antes de las batallas, cada quien a su Dios, cada quien en su lengua. Qué exactitud en los planes de las estrategias y las tácticas minuciosas, cronometradas, hasta el punto de que en LA CABALGADA, no había que atrapar muy pronto a la aceifa de asaltantes, violadores y crueles asesinos moros, para lo que había sido contratado por los burgueses de Agorbe, sino que había que esperar a que con los días tuvieran más cautivos y mayor botín, que los hiciera ir más lentos y fáciles de vencer, e hiciera más provechosa su captura: “No hay prisa. Estas cosas se hacen despacio”.
En esa primera aventura de la historia, se les unió montado en una mula, El Bermejo, un joven fraile gallego y pelirrojo, hábil ballestero y baquiano, muy útil porque también les daba la absolución antes de entrar en batalla: Sidi le llamaba Fráter.
La historia y la geografía me imagino que son fieles, aunque eso para mí no tiene la menor importancia. Las medidas de longitud además de en leguas, se medían en tiros de flecha y cosas así. Las horas de la noche se calculaban, además de por la posición de la luna y las estrellas, por cantos de gallos: el primer o segundo canto del gallo, etcétera. Y el tiempo, en credos, un credo, diez credos …
Adoro a Arturo, adoro su estilo: fluido, pintoresco y bello, guerrero, costumbrista y folklórico, coloquial y típico; lingüísticamente perfecto; adoro sus diálogos filosos, su drama, su ironía, pero tengo que confesar que aunque Arturo, el corresponsal de guerra puro, es uno de mis escritores favoritos, esta vez me aburrió un poquito con sus batallas … todo perfecto, pero más de 370 páginas de lo mismo, para mí en lo personal, es una pizca demasiado … y lo digo con cariño, porque la novela me encantó, tiene gracia y muchos aspectos simpáticos, y creo que estas aventuras deben ser una delicatesen literaria para los jóvenes y adolescentes, y para veteranos guerreros también…
_"¡Santiago!_ gritó al fin_ ¡Castilla y Santiago!
Sonó detrás el cuerno de guerra y ciento cincuenta voces repitieron el grito.
Panem nostrum quotidianum da nobis hodie, seguía rezando Ruy Díaz de modo mecánico, por rutina, sin prestar atención a lo que él mismo murmuraba bajo el tapaboca de malla de acero.
El vacío del estómago era un pozo oscuro y hondo que le llegaba hasta el corazón. La tensión le agarrotaba ingles y riñones, y sus músculos estaban tan endurecidos que parecían a punto de romperse". 
Lucila Argüello

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