20 de julio de 2020

"Las flores perdidas de Alice Hart", de Holly Ringland

las flores perdidas de alice hart
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Traducción: Gemma Rovira Ortega
Editorial: Salamandra

SINOPSIS:
Demoledora y profundamente emotiva, Las flores perdidas de Alice Hart es una historia sobre las historias: las que heredamos, las que escogemos para definirnos y las que decidimos ocultar.
Galardonada en 2019 con el prestigioso premio ABIA al mejor libro del año en la categoría de ficción, Las flores perdidas de Alice Hart se ha convertido desde su salida reciente en un bestseller internacional cuyos derechos de traducción se han vendido a veintiocho países. Holly Ringland ha conquistado el favor del público y el aplauso de la crítica con esta novela emocionante sobre una joven australiana que tiene que romper con los patrones que tejieron su infancia y tomar las riendas de su vida.
Alice Hart, de nueve años, se despierta en el hospital tras un incendio que ha arrasado su casa, le ha arrebatado a sus padres y la ha dejado muda. Su único familiar es la abuela paterna, June, que dirige una plantación de flores en la que acoge a mujeres que atraviesan circunstancias complicadas. En el ambiente sosegado y luminoso de la granja, la chica recupera poco a poco la voz y la confianza en sí misma mientras se va haciendo mayor y aprende el lenguaje de las flores autóctonas y los sentimientos que éstas expresan, un tiempo feliz cuya placidez se verá truncada tras una traición y una pérdida irreparables. Así, a los veintiséis años, Alice decide escapar sin dejar rastro y refugiarse en un rincón del desierto central; sin embargo, en este paisaje tan espectacular que parece de otro mundo, y sin la protección de las flores, se sentirá vulnerable, a merced del amor de un hombre carismático y de un pasado que no deja de acecharla.
El debut literario de Holly Ringland es un viaje conmovedor a través de la espectacular grandeza y diversidad del paisaje australiano, así como un relato valiente sobre los secretos que nos atenazan.

OPINIONES:
Es un libro de fácil lectura cuya originalidad reside en cómo la autora combina naturaleza -son magníficas sus descripciones de paisajes australianos- con el devenir de la protagonista desde su infancia hasta la treintena. Cada capítulo va encabezado con el nombre de una flor a la que dota de una característica sentimental y que sirve de anuncio del tono en el que la secuencia discurrirá.
La vida de Alice, la protagonista sobre la que se centra la historia, transcurre entre una infancia marcada por las difíciles condiciones familiares, una adolescencia e incipiente edad adulta -más feliz aunque llena de enigmas cuya resolución le supondrá una serie de toma de decisiones con algún descalabro sentimental- y un nuevo rumbo lleno de esperanzas para un futuro mejor.
Entretenida para estos difíciles días que estamos viviendo.
Ana Ballester

"¿Cómo sería si el fuego consumía a su padre? Los monstruos que lo habitaban quedarían reducidos a cenizas dejando en pie solo lo mejor de él, recreado y renovado por las llamas, y él se convertiría de una vez por todas en aquel hombre que era a veces: el que le había hecho un pupitre para que pudiese escribir cuentos. Alice cerró los ojos y se imaginó que el cercano mar, cuyo rumor podía oír a través de la ventana, era un rugiente océano de fuego. ¿Podría empujar a su padre a las llamas para que se consumiera igual que el fénix de su libro?"

Con este bestseller internacional, estoy conociendo a Holly Ringland, joven y guapa autora australiana.
Creo que está bien escrito, con un argumento interesante y adornada con las flores silvestres nativas de Australia, pues los capítulos llevan como epígrafe cada uno una flor distinta, con su nombre común, significado, nombre científico y descripción.
El relato se escenifica en varios jardines y un desierto, lugares donde transcurren veinte años de la azarosa vida de la protagonista Alice y otras mujeres, todas muy bien retratadas con sus diferentes personalidades y características. La era es la contemporánea y la historia comienza cuando Alice tiene nueve años y desea prender fuego a su padre.
Suceden toda clase de percances trágicos e intrigas familiares, con secretos, mentiras, abusos, violencia doméstica, misterios y poco a poco se va desarrollando una interesante historia entre paisajes australianos de jardines y desiertos, que parecen simbolizar las etapas de la vida emocional de las mujeres que intervienen como personajes ... los hombres a menudo son de tipo celoso y abusivo y las fuertes mujeres luchan por su emancipación y lo logran ... Los nombres de los ancestros de Alice están grabados con navaja en el tronco de un eucalipto gigante ... de donde algunos parecen haber sido arrancados … sus historias son un misterio para Alicia.
Es una hermosa novela dramática, romántica y feminista, con el toque especial de las flores salvajes australianas. Fue escrita como una especie de terapia para sanar heridas emocionales causadas por relaciones tóxicas con hombres agresivos y maltratadores, y es un homenaje a las víctimas de violencia doméstica.

"Aquella noche, Alice cenó con ella y con Aiden. Después de que se marchara, Lulu salió al jardín y se sentó en la arena con una copa de vino cuando, de pronto, detectó un movimiento en la oscuridad. Recordó el olor de Dylan, entrecerró los ojos para ver mejor en la penumbra y se quedó sin aliento al verlo caminar a hurtadillas a lo largo de la valla trasera de la casa de Alice. Sin pensárselo dos veces, fue hasta la esquina de su jardín, desde donde pudo verlo mejor, agachado bajo las estrellas, escondido detrás de las mulgas, observando a Alice, que se paseaba vacilante por las habitaciones de su nueva casa como si fuera una invitada. Luego se sentó en el sofá con cara de tristeza y se quedó un rato mirando la pared mientras acariciaba a su perra. Dylan esperó hasta que Alice se fue a la cama y apagó la luz, entonces se levantó sin hacer ruido y se marchó a su casa. Lulu se acostó también y Aiden, adormilado, le preguntó por qué razón temblaba. A la tarde siguiente, Lulu estaba en la cocina moliendo chiles y granos de cacao cuando vio pasar una figura al otro lado de la ventana. Esperó a que oscureciera y salió al jardín: Dylan volvía a estar sentado en la arena roja, hipnotizado por las ventanas abiertas e iluminadas de la cocina de Alice, que bailaba mientras preparaba la comida con el pelo mojado y suelto. Una melodía de blues se extendía por la atmósfera violeta. Alice se contoneó, preparó dos platos y sirvió la cena: un plato era para ella y el otro para la perra. Dylan se quedó allí hasta que Alice se acostó, luego volvió sobre sus pasos y regresó a su casa. Noche tras noche, sin poder evitarlo (aunque se odiaba a sí misma por hacerlo), Lulu observaba a Dylan llegar por las dunas de arena atraído por la luz que salía de las ventanas de Alice. Al cabo de unos días ya esperaba la hora en que las sombras se alargaran lo suficiente para verlo aparecer, sigiloso, entre los árboles. Se sentaba fuera, protegido por la oscuridad, mientras Alice se tomaba una taza de té y leía un libro o veía una película en el sofá con la perra al lado. O, más tarde, cuando empezó a decorar la casa, mientras acomodaba sus libros o regaba sus plantas".
Lucila Argüello

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