Género: Narrativa
Traducción: Ana Rita da Costa García
Editorial: Salamandra
SINOPSIS:
Una novela de la autora de La historia del amor que llevará al lector a lo largo de un viaje lleno de pasión y melancolía, desde Nueva York a Jerusalén, de Londres a Budapest, y desde los años cuarenta hasta nuestros días.
El insólito protagonista es un viejo escritorio que pudo haber pertenecido a Federico García Lorca y que se vuelve un objeto de fascinación o repulsión para aquellos que conviven con él. El imponente mueble, uno de cuyos diecinueve cajones está permanentemente cerrado, se torna así el hilo conductor entre los distintos ámbitos donde se desarrolla la novela.
En Nueva York, una escritora ha estado utilizándolo desde que en 1972 se lo prestara un poeta chileno, Daniel Varsky, víctima de la policía secreta de Pinochet. Un día, una mujer que dice ser la hija de Varsky reclama el mueble, y la vida de la escritora ya no será la misma. Al otro lado del océano, en Londres, un hombre descubre el secreto que durante cincuenta años le ha escondido su mujer.
Y, por último, una joven norteamericana que estudia en Oxford traba amistad con una excéntrica pareja de hermanos cuyo padre es un anticuario israelí especializado en recuperar muebles expoliados por los nazis.
Llevando su arte narrativo a un nivel insospechado, Krauss reúne pacientemente los elementos en apariencia dispares de un relato fragmentado hasta convertirlo en una cautivante metáfora de la memoria y de la herencia, no sólo material sino sobre todo emocional.
OPINIÓN:
“Paul dijo que conocía a alguien, un poeta amigo de un amigo, que se disponía a volver a su Chile natal y tal vez necesitara un lugar donde dejar los MUEBLES durante una temporada. Hecha la llamada oportuna, se confirmó que en efecto el tal poeta, que respondía al nombre de Daniel Varsky, tenía algunas piezas de mobiliario con las que no sabía qué hacer, ya que no deseaba venderlas por si cambiaba de idea y decidía regresar a Nueva York. Paul me dio su número y me dijo que Daniel estaba esperando que me pusiera en contacto con él.
…
Una vez que mis ojos se acostumbraron a la luz, me sorprendió descubrir que Daniel Varsky era joven. Esperaba encontrarme a un hombre mayor, pues Paul me había dicho que su amigo era poeta, y aunque ambos escribíamos versos, o lo intentábamos, jamás nos hubiésemos referido a nosotros mismos como poetas, término que reservábamos para aquellos cuya obra se había considerado digna de publicarse, y no sólo en un par de revistillas, sino en un libro de los de verdad.
…
Daniel tenía veintitrés años, un año menos que yo, y aún no había publicado ningún poemario, pero daba la impresión de haber empleado su tiempo mejor que yo, o de un modo más imaginativo, o quizá podría decirse que sentía un impulso de viajar de un lugar a otro, conocer gente y vivir nuevas experiencias, predisposición que siempre he envidiado en los demás cuando la he reconocido. Había pasado los últimos cuatro años viajando, había vivido en distintas ciudades y dormido en el suelo de apartamentos de personas que iba conociendo por el camino, o en las casas que a veces alquilaba, si lograba convencer a su madre o tal vez su abuela para que le enviaran dinero, pero ahora por fin se disponía a volver a casa para ocupar el lugar que le correspondía junto a los amigos de su infancia y que luchaban por la liberación, la revolución o cuando menos el socialismo en Chile”.
He leído La Gran Casa (2010) de Nicole Krauss (NY 1974) siguiendo el impulso que tuve de leer todas o la mayoría de sus obras, cautivada por el encantamiento que me ha producido su estilo.
De esta obra, he dudado un poco para atreverme a escribir un comentario, pues es UNA GRAN NOVELA, muy complicada … Su estructura es un puzzle oculto en 335 paginas.
Creo que es una obra alegórica y está llena de simbolismos.
Escasean los nombres de algunos personajes, que son nombrados muy pocas veces, aumentando la confusión. La trama está contada en forma caótica por cinco voces en monólogos que son como un flujo de conciencia que pasa de un tema a otro, y la columna vertebral de la historia, escondida, y por momentos muy críptica, confusa y camuflada entre recuerdos, literatura, historias de familia, sucesos, política, Historia … ¡se nos escapa! … Sin embargo leerla ha sido un gran placer.
El protagonista es un feo y armatóstico ESCRITORIO, con 19 gavetas de varios tamaños, una de ellas enllavada, cuya llave no aparece, sino hasta el final. Creo yo, que EL ESCRITORIO representa al judío errante, sus migraciones materializadas por él.
En una parte de su recorrido EL ESCRITORIO adquiere la fama de haber pertenecido brevemente a Lorca.
TODOS EN PIE. Es la voz de Nadia, una mujer judía, atormentada escritora, que en un hospital, narra a “Señoría” en un monólogo, gran parte de su vida, dos matrimonios, amigos, amantes; todo girando alrededor de cómo adquirió en 1972 EL ESCRITORIO y lo perdió en 1999, y que sin el cual ya no puede escribir. Esta voz aparece dos veces: comienza en New York y termina en Israel y creo que es una de las voces que más habla: ocupa como cien páginas.
BONDAD VERDADERA. “Es la que tienen los que recogen a los muertos, quienes no pueden retribuir el favor.” Es la voz del atormentado abogado Aarón, quien vive en Israel. Padre violento y déspota, monologa dirigiéndose a su hijo, el también atormentado juez Novik … Cuenta su vida y su relación con su familia, y también sucesos típicos de la tierra prometida.
Esta familia tiene relación solamente indirecta con EL ESCRITORIO …
MENTIRAS QUE CUENTAN LOS NIÑOS.
Inglaterra 1998. Narradora: Lizzy, estudiante judía neoyorquina, que se desorienta en Oxford y al final, termina perdiendo la beca. Allí conoce a Joav Weiszy, y a su hermana Leah, estudiantes, cuyo abuelo judío húngaro, fue el dueño original de EL ESCRITORIO. Se hace novia de Joav y se va vivir con ellos en ausencia del padre que viaja constantemente en su profesión de tratante de arte y MUEBLES antiguos, a quien temen y a quien mienten, cuando los visita ocasionalmente con regalos. Lizzy no tiene relación directa con EL ESCRITORIO, pero da a conocer a la familia dueña de él originalmente. Esta narradora aparece solamente una vez y ocupa 70 páginas aproximadamente.
AGUAS PROFUNDAS.
Inglaterra. Narra Arthur Bender, profesor de Oxford, esposo inseguro y celoso de Lotte Berg, judía nacida en Nuremberg en 1921. Misteriosa y atormentada escritora, mujer difícil, a quien conoce en 1949.
Ella, de 28 años, ya tenía en su posesión EL ESCRITORIO, antiestético y enorme ... (Nunca le contó que se lo había regalado un novio con el cual tuvo un niño que dieron en adopción; secreto que la ha atormentado hasta su muerte por Alzheimer). Ellos tenían la costumbre de dar un paseo muy temprano por un conocido parque londinense, donde ella se zambullía en las profundas aguas de un estanque, incluso en pleno invierno con el agua congelada … (unos hombres llegaban en la noche a romper el hielo(¿?)
AGUAS PROFUNDAS aparece dos veces y ocupa alrededor de cien páginas.
WEISZ. Este narrador sale solamente al final, como formando un epílogo, y utiliza nueve páginas. Es George, millonario comerciante de arte, muebles y antigüedades de los judíos, y encargado de rescatar sus tesoros saqueados por los nazis. Es el padre tirano de los estudiantes de Oxford Joav y Leah Weisz, a quienes ha criado en forma extraña, como aislados. Vive obsesionado por revivir en Israel el despacho de su padre saqueado en Budapest y ya sólo le falta recuperar EL ESCRITORIO.
El título LA GRAN CASA, creo que simboliza la mente humana, o más bien, la de los judíos, sus recuerdos, sus sufrimientos, sus obsesiones, sus emigraciones, la memoria judía, que forma LA GRAN CASA, el templo original.
Y entonces, la recuperación de EL ESCRITORIO y los demás muebles que Weiszy rescata en forma eficiente y obsesiva, para él y sus clientes hebreos, representa la RECUPERACIÓN DE SU AUTOESTIMA E IMPORTANCIA SOCIAL COMO UNA ETNIA SABIA Y PODEROSA EN EL MUNDO ENTERO.
Esta alegórica obra me ha encantado, y la recomiendo a los valientes: con libreta y lápiz en mano, para ir formando un índice onomástico con anotaciones orientadoras.
“La segunda vez que colocaron una bomba en el autobús 18 yo estaba a dos manzanas de distancia. Sangre, cuánta sangre, Dovi. Restos humanos esparcidos por todas partes. Asistí a la llegada del experto ortodoxo que vino a recoger los despojos desparramados, a raspar los vestigios de la acera con pinzas, a encaramarse a una escalera de mano para despegar un trozo de oreja de una rama elevada, a recoger el pulgar de un niño en un balcón. Después no fui capaz de hablar de aquello con nadie, ni siquiera con tu madre, pero a ti sí te lo conté. Bondad Verdadera: así se hacen llamar los que llegan con la kipá y los chalecos amarillo fluorescente, y siempre son los primeros en abrazar a los moribundos que parten en medio de un horror mudo, en recoger al niño que ha perdido las extremidades. Bondad Verdadera, porque de los muertos no puede esperarse que devuelvan el favor. Sí, era contigo con quien hablaba cuando despertaba con pesadillas. A ti me dirigía cuando me miraba en el espejo para afeitarme. Te veía en todas partes, escondido en los lugares más insospechados, y aunque al principio me preguntaba por qué, no tardé en comprenderlo: porque creía que podía aprender algo de ti, de tu ejemplo”.
Lucila Argüello
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