10 de diciembre de 2021

"La anomalía", de Hervé Le Tellier

la anomalia herve le tellier
FICHA TÉCNICA:

Género: Narrativa
Traducción: Pablo Martín Sánchez
Editorial: Seix Barral

SINOPSIS: 
El 10 de marzo de 2021 los doscientos cuarenta y tres pasajeros de un avión procedente de Paris aterrizan en Nueva York después de pasar por una terrible tormenta. Ya en tierra, cada uno sigue con su vida. Tres meses más tarde, y contra toda lógica, un avión idéntico, con los mismos pasajeros y el mismo equipo a bordo, aparece en el cielo de Nueva York. Nadie se explica este increíble fenómeno que va a desatar una crisis política, mediática y científica sin precedentes en la que cada uno de los pasajeros acabará encontrándose cara a cara con una versión distinta de sí mismos.
Hervé Le Tellier firma una novela brillante, inteligente y virtuosa en la que la lógica se funde con lo imposible.
Premio Goncourt 2020.

OPINIÓN:
Novela ganadora del PREMIO GONCOURT 2020, su éxito ha sido fulminante. Es una novela estilísticamente “variada” pues nos encontramos con una mezcla de géneros en donde cabe desde la novela policíaca, pasando por la romántica, hasta la ciencia ficción sin olvidar la reflexión política, todo ello, a veces, envuelto en excelentes dosis de humor. Dice el autor en un artículo: “porque para mí la novela incluye todos los géneros, de la autoficción a la poesía, pero ocultándolos. Lo que me interesa en la novela es que se trata de una forma que nos vincula, que no muere, que sigue viva en ese modo de contar que heredamos de Alexandre Dumas, Jules Verne. Aunque eso no me impide abordar temas contemporáneos, pero a partir de una ficción fuerte (…). Estoy convencido de que la novela es aún una manera eficaz de explorar el mundo contemporáneo. Su eficacia reside en que el lector se encuentra envuelto en un hilo narrativo donde se implica, no solo observa a otro”.
La historia parte de un hecho insólito: un mismo avión con 243 pasajeros y tripulación idéntica cuyo trayecto es Paris-Nueva York llegará en dos fechas diferentes: la programada en marzo y una posterior con los mismos pasajeros y tripulación en junio. El desconcierto es mayúsculo. Esto va a dar pie, por un lado, a la búsqueda de explicaciones y puesta en marcha de protocolos a veces hilarantes por parte de las autoridades estadounidenses, y, por otro, al “careo” de los pasajeros con sus respectivos dobles sin perder de vista que los del primer avión llevan “3 meses de vida” de adelanto.
El autor nos mostrará las vivencias de ocho personajes cuyo asombro y pavor de encontrarse con una réplica exacta de sí mismos motivarán reflexiones sobre aquello que conforma nuestra identidad. La radical diferencia entre los que tienen tres meses menos de vida, los aterrizados en junio, y los que ya los vivieron, los aterrizados en marzo, es que tienen la oportunidad de valorar y en algunos casos rectificar conductas y así nos encontramos desde un homicidio a su doble, problema resuelto por la vía rápida, o la negativa a seguir estando muerto, uno de ellos víctima de un suicidio, además de planear una brillante resurrección.
Verdad es que hay otros casos menos dramáticos como es el de frenar en seco la deriva de la relación amorosa entre uno de los personajes, André, ya entrado en años, y su amor Lucile, trasuntos del propio autor y su pareja, según confesión propia. A propósito de la construcción de estos dice el autor: “Partí de la idea de la confrontación con uno mismo, aunque me pareció más interesante que ese otro hubiera vivido tres meses más. (…) Así, el avión despega en invierno y aterriza en verano y, al volverse dobles de ellos mismos, los personajes no vivieron el cambio, lo cual puede ser negativo o positivo. Hice un plan basado en la manera en que uno puede reaccionar ante su doble, que depende también de la relación que se tiene con uno mismo”.
Y ya a nivel general he apreciado el tono humorístico que desprende toda la obra como maniobra de distanciamiento del sinsentido de la finalidad del existir. Eso que llamaba Claudio Magris “una desilusión optimista” y que tendría que ver con el reconocimiento de nuestra insignificancia e impotencia, primero ante “el otro” y luego ante los retos a los que nos enfrentamos de imposible solución y que pueden dotar (calentamiento global, superpoblación…) a nuestra existencia de un carácter casi tragicómico. Esta postura que yo llamaría de “un pesimismo amable” formaría parte del sustrato ideológico del taller de literatura al que pertenece el autor llamado “OULIPO” (taller -ouvroir- de literatura potencial) del que formaron también parte Queneau, Georges Perec, Marcel Duchamp e Italo Calvino.
Para terminar, me quedo con la cita de uno de los ocupantes de los dos aviones, Victor Miesel, autor de un libro llamado 'La anomalía' y que dice “Nadie vive lo suficiente para saber hasta qué punto es cierto que nadie se preocupa por nadie». Pues eso… Muy, muy recomendable.
Ana Ballester

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