24 de noviembre de 2013

"El escritor que mató a Hitler", de Javier Ruiz Portella

FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa, Distópica
Editorial: Ediciones Áltera

SINOPSIS:
Un aristócrata alemán lucha a la vez contra la República de Weimar y contra Hitler. ¡Ah, si encontrara las cartas!… Pero una “mano” misteriosa se lo intenta impedir a lo largo de trepidantes aventuras. ¿Será esta mano la de los nazis? Parece evidente, pero… ¿Quién, en la sombra, está moviendo los hilos? ¿Qué complot internacional se teje?
Tales son las Memorias de Alexander von Hunterbrand que, un siglo después, lee su nieta en el Madrid de 2048: un extraño mundo sin retos ni pasiones. Sólo con el bobalicón vegetar del Hombre Feliz. Un mundo en el que los televisores se encienden por sí solos si nadie los mira un número suficiente de horas. Un mundo en el que la neolengua impone su tiranía “políticamente correcta”.
Y entretejiéndolo todo, la sensualidad del mundo, el glamour de la Costa Azul y el estallido de la pasión amorosa sostenidos en un lenguaje poéticamente fastuoso en la parte “años treinta” y sarcásticamente demoledor en la distopía de 2048.

OPINIÓN:
Hace meses que tenía esta novela en la estantería, pues la compré nada más saber de su existencia al llamarme mucho la atención el hecho de mezclar la obra novela histórica (a estas alturas de siglo XXI supongo que la II Guerra Mundial ya es novela histórica ¿no?) con distopía futurista. Y realmente es esta combinación lo que da agilidad y hace que fluya su lectura.
Admito que ha tardado en engancharme pues los primeros compases de la parte histórica tienen un tinte de novela rosa que no me ha gustado nada, llegando incluso a aburrirme (aficionados al género romántico supongo que no tendrán problemas con los escarceos amorosos del protagonista). En esta primera parte es donde más he agradecido los saltos al año 2048, donde se nos muestra un no tan lejano futuro que, a poco que sigamos cruzados de brazos, será el que nos espera. Si bien es cierto que algunas escenas no son sino exageraciones de actuales tópicos, otras dan mucho que pensar sobre lo que puede ocurrir si seguimos consintiendo. O ésa, al menos, es la idea que, creo, el autor quiere transmitir y que enlaza en cierto modo con el desenlace de la otra vertiente de la historia.
La parte central de la trama de espionaje en la II G. M. gana en ritmo e intensidad en la parte central de la obra y culmina con muy interesantes reflexiones sobre quiénes mueven realmente los hilos y las causas últimas de los conflictos armados.
Guiño (imagino) a Houellebecq en los compases finales de la historia al introducirse J. R. Portella como un personaje más, igual que hiciera el autor de ‘El mapa y el territorio’ en dicha obra. Por lo demás poco que ver entre ambos autores en cuanto a fondo y forma, salvando quizá que Houellebecq también salta al futuro (pero sólo en los finales, pues sus historias son temporalmente lineales) en varias de sus novelas.
Curiosa obra que recomiendo más que por su trama, por brindar la posibilidad de leer entre líneas tanto en lo referente a nuestro pasado como a nuestro futuro.

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