Género: Narrativa
Traducción: Dámaso López
Traducción: Dámaso López
Editorial: Cátedra
SINOPSIS:
En 1926, Virginia Woolf cumplió cuarenta y cuatro años y se hallaba escribiendo una nueva novela que a diferencia de sus otras obras la arrastraba en medio de un tumulto de apremiantes arrebatos creativos. Ni dudas, ni vacilaciones, ni nerviosos exámenes de sus propios méritos, ni miradas de reojo a la obra de otros escritores, ni amargos comentarios sobre la distancia que se interpone entre sus deseos y el resultado con el que tiene que contentarse. Al Faro, su nueva obra, es la más desnudamente autobiográfica de sus novelas, la más centrada en sus relaciones con sus padres, con la familia y con el medio social del que provenía, la más centrada en el análisis de sus propias responsabilidades como creadora.
Al Faro se concibió y redactó como analogía de la pintura que adquiere forma y cuerpo con el paso del tiempo dentro de la propia novela; esa pintura que se ejecuta ante los ojos del lector, quien, propiamente, no ve la pintura, sino que la lee. Virginia Woolf consigue conjugar en esta novela todos los elementos del recuerdo con una forma artística plenamente satisfactoria, y logra que los ingredientes con que compone sus novelas, la vida, la muerte, adquieran una extraordinaria riqueza de matices. Consigue, en fin, un equilibrio difícil, comprometido, entre revelación y conocimiento.
"Al faro" es una novela que constituye una heroica reconstrucción de las pérdidas (reales o imaginarias) y tiranías del pasado. En ella puede apreciarse en su plenitud la técnica del monólogo interior y unas imágenes ricas y sugerentes.
Al Faro se concibió y redactó como analogía de la pintura que adquiere forma y cuerpo con el paso del tiempo dentro de la propia novela; esa pintura que se ejecuta ante los ojos del lector, quien, propiamente, no ve la pintura, sino que la lee. Virginia Woolf consigue conjugar en esta novela todos los elementos del recuerdo con una forma artística plenamente satisfactoria, y logra que los ingredientes con que compone sus novelas, la vida, la muerte, adquieran una extraordinaria riqueza de matices. Consigue, en fin, un equilibrio difícil, comprometido, entre revelación y conocimiento.
"Al faro" es una novela que constituye una heroica reconstrucción de las pérdidas (reales o imaginarias) y tiranías del pasado. En ella puede apreciarse en su plenitud la técnica del monólogo interior y unas imágenes ricas y sugerentes.
Virginia Woolf escribió esta novela después de “La señora Dalloway”, y al igual que en ella, en “Al faro” aparece de nuevo como elemento fundamental e innovador el monólogo interior; conocemos la historia desde los pensamientos de los personajes, algo que resulta muy interesante.
El libro se divide en tres partes. En “La ventana” (la parte más extensa con diferencia) la autora nos sitúa en la isla de Skye, en Escocia, y se centra en la familia Ramsay, que está allí con sus ocho hijos y varios amigos de visita. Una deseada excursión al faro del lugar, que se retrasará, es la excusa para analizar, entre otros aspectos, la relación entre Mr. y Mr. Ramsay y algunos de sus hijos. Es notable la caracterización de los padres, en especial la bella e influyente Mrs. Ramsay. Cabe destacar entre el resto de personajes a Lily Briscoe, una pintora soltera que a medida que avanza la lectura identificamos como alter ego de la autora.
La segunda parte, “El paso del tiempo”, es muy breve y en ella la narración cambia radicalmente. Desaparece el monólogo interior y nos encontramos un narrador omnisciente que describe el abandono, la ausencia y el paso del tiempo en la casa que habían ocupado familia y amigos. En “El faro”, tercera y última parte, algunos de los personajes regresan diez años más tarde al mismo escenario en la isla de Skye, y nuevamente nos sumergimos en sus reflexiones e inquietudes vitales a través de sus pensamientos.
Sin diálogos y con escasa acción, Virginia Woolf, con su increíble capacidad de sumergirse en los personajes y plasmar sus pensamientos más profundos, y la versatilidad de pasar de uno a otro sin tregua, logra que el lector sienta y vibre con cada uno de ellos, y aprecie la tensión, los cambios de humor o los momentos incómodos. Es una obra eminentemente autobiográfica, la semejanza de la familia Ramsay con la de la autora es evidente, los padres, los ocho hijos, algunas de las circunstancias que se retratan... Sin duda Virginia Woolf vertió en “Al faro” muchas de sus propias experiencias, inquietudes y reflexiones.
El libro se divide en tres partes. En “La ventana” (la parte más extensa con diferencia) la autora nos sitúa en la isla de Skye, en Escocia, y se centra en la familia Ramsay, que está allí con sus ocho hijos y varios amigos de visita. Una deseada excursión al faro del lugar, que se retrasará, es la excusa para analizar, entre otros aspectos, la relación entre Mr. y Mr. Ramsay y algunos de sus hijos. Es notable la caracterización de los padres, en especial la bella e influyente Mrs. Ramsay. Cabe destacar entre el resto de personajes a Lily Briscoe, una pintora soltera que a medida que avanza la lectura identificamos como alter ego de la autora.
La segunda parte, “El paso del tiempo”, es muy breve y en ella la narración cambia radicalmente. Desaparece el monólogo interior y nos encontramos un narrador omnisciente que describe el abandono, la ausencia y el paso del tiempo en la casa que habían ocupado familia y amigos. En “El faro”, tercera y última parte, algunos de los personajes regresan diez años más tarde al mismo escenario en la isla de Skye, y nuevamente nos sumergimos en sus reflexiones e inquietudes vitales a través de sus pensamientos.
Sin diálogos y con escasa acción, Virginia Woolf, con su increíble capacidad de sumergirse en los personajes y plasmar sus pensamientos más profundos, y la versatilidad de pasar de uno a otro sin tregua, logra que el lector sienta y vibre con cada uno de ellos, y aprecie la tensión, los cambios de humor o los momentos incómodos. Es una obra eminentemente autobiográfica, la semejanza de la familia Ramsay con la de la autora es evidente, los padres, los ocho hijos, algunas de las circunstancias que se retratan... Sin duda Virginia Woolf vertió en “Al faro” muchas de sus propias experiencias, inquietudes y reflexiones.
Es una lectura profunda e intimista que requiere una lectura atenta y obliga a releer a menudo. A pesar de no ser nada fácil de leer, su prosa lírica y muchos fragmentos soberbios y bellos compensan la dificultad. Me ha gustado mucho, aunque reconozco que es un libro de los que hay que volver a leer para captarlo en su totalidad.
Esther Rodríguez
Esta novela me ha parecido una lectura especialmente difícil, básicamente porque no se puede decir que haya una verdadera trama, una estructura del tipo "principio, nudo y final", o donde haya una acción rápida, una intriga... muy al contrario, la trama es bastante secundaria, primando en cambio la descripción psicológica de los personajes, sus reflexiones, sus perspectivas. La estructura es bastante novedosa: sólo se narra la acción de unos días separados entre sí por diez años, permitiendo ver qué transformaciones han sufrido los personajes durante ese tiempo, o, más bien, cómo les ha ido en función de las decisiones que han tomado: por ejemplo, a Minta con su matrimonio o a Lily con su soltería, pues uno de los temas que subyacen son la situación de la mujer en la época, que parecía no tener otra alternativa que el matrimonio, siendo una mujer como Lily, que se niega a aceptar esta única opción, considerada una "insignificante solterona", como ella misma llega a calificarse (capítulo 7, III. El faro). Otros temas son el conocimiento de uno mismo, la subjetividad, el cómo nos perciben los otros y cómo percibimos a los demás: "[...] las cosas por las que se nos conoce, es meramente pueril. Por debajo todo es oscuro, vasto y de una profundidad insondable; solo de vez en cuando salimos a la superficie y eso es lo que ven los demás" (capítulo 11, I. La ventana.) El amor, las relaciones de pareja, la familia, la educación de los hijos... todos esos temas están también presentes. La muerte, a partir de la segunda parte. He echado de menos más referencias al momento en el que se ambienta la novela, la Primera Guerra Mundial, pues salvo cuando se dice que Andrew ha muerto en la guerra, no hay muchas más. Otro aspecto a destacar es la descripción de un estilo de vida propio de las clases inglesas adineradas de principios del siglo veinte. Y por supuesto, lo que ya muchos lectores saben, el carácter autobiográfico de la novela, las similitudes con la vida de la autora, siendo la señora Ramsay la personificación de la madre y la pintora Lily, la propia Virgina Woolf, en su búsqueda creativa de plasmar su mundo interior y su visión del mundo, Lily sobre el lienzo, Virginia sobre el papel.
En definitiva, me parece una obra interesante, original, completa y de referencia, aunque repito que de lectura difícil, para retomar con el tiempo.
He terminado la lectura del mes y debo decir que me ha dejado un gusto agradable, ha sido un goce estético.
Creo que no hay mucho que pueda agregar que no se haya dicho ya de esta novela, considerada una de las obras cumbres de la literatura del siglo XX.
No será uno de mis libros favorito pero mi experiencia ha sido satisfactoria, obviamente que habrá muchas cosas que he pasado por alto en esta primera lectura, por lo que no descarto la posibilidad de encontrarme de nuevo con "Al Faro".
Estas palabras traídas de la tercera parte de la novela expresan exactamente mi sentir: "y, con el libro en la mano, ella pensaba que allí uno podía dejar vagar el pensamiento igual que una hoja en el agua..."
Realmente es una novela sobre los pensamientos, sobre los recuerdos, imaginación y sentimientos de los personajes, una exploración por sus mentes, un paseo por su interior. Tarea que requiere de mucha atención porque no es nada sencillo seguir el hilo del pensamiento de alguien.
De todos los personajes, me quedo para siempre con la Sra. Ramsay, he sentido devoción por su persona al igual que su familia. Es por eso que para mí, El faro es, simbólicamente, la sra. Ramsay. Luego de 10 años, una visita que hacen al faro, algunos miembros de la familia Ramsay, ha dejado (quizá esté equivocada, pero es lo que me ha resultado de la primera lectura) una gran ofrenda.
Esta novela me ha parecido una lectura especialmente difícil, básicamente porque no se puede decir que haya una verdadera trama, una estructura del tipo "principio, nudo y final", o donde haya una acción rápida, una intriga... muy al contrario, la trama es bastante secundaria, primando en cambio la descripción psicológica de los personajes, sus reflexiones, sus perspectivas. La estructura es bastante novedosa: sólo se narra la acción de unos días separados entre sí por diez años, permitiendo ver qué transformaciones han sufrido los personajes durante ese tiempo, o, más bien, cómo les ha ido en función de las decisiones que han tomado: por ejemplo, a Minta con su matrimonio o a Lily con su soltería, pues uno de los temas que subyacen son la situación de la mujer en la época, que parecía no tener otra alternativa que el matrimonio, siendo una mujer como Lily, que se niega a aceptar esta única opción, considerada una "insignificante solterona", como ella misma llega a calificarse (capítulo 7, III. El faro). Otros temas son el conocimiento de uno mismo, la subjetividad, el cómo nos perciben los otros y cómo percibimos a los demás: "[...] las cosas por las que se nos conoce, es meramente pueril. Por debajo todo es oscuro, vasto y de una profundidad insondable; solo de vez en cuando salimos a la superficie y eso es lo que ven los demás" (capítulo 11, I. La ventana.) El amor, las relaciones de pareja, la familia, la educación de los hijos... todos esos temas están también presentes. La muerte, a partir de la segunda parte. He echado de menos más referencias al momento en el que se ambienta la novela, la Primera Guerra Mundial, pues salvo cuando se dice que Andrew ha muerto en la guerra, no hay muchas más. Otro aspecto a destacar es la descripción de un estilo de vida propio de las clases inglesas adineradas de principios del siglo veinte. Y por supuesto, lo que ya muchos lectores saben, el carácter autobiográfico de la novela, las similitudes con la vida de la autora, siendo la señora Ramsay la personificación de la madre y la pintora Lily, la propia Virgina Woolf, en su búsqueda creativa de plasmar su mundo interior y su visión del mundo, Lily sobre el lienzo, Virginia sobre el papel.
En definitiva, me parece una obra interesante, original, completa y de referencia, aunque repito que de lectura difícil, para retomar con el tiempo.
Victoria Rodríguez
He terminado la lectura del mes y debo decir que me ha dejado un gusto agradable, ha sido un goce estético.
Creo que no hay mucho que pueda agregar que no se haya dicho ya de esta novela, considerada una de las obras cumbres de la literatura del siglo XX.
No será uno de mis libros favorito pero mi experiencia ha sido satisfactoria, obviamente que habrá muchas cosas que he pasado por alto en esta primera lectura, por lo que no descarto la posibilidad de encontrarme de nuevo con "Al Faro".
Estas palabras traídas de la tercera parte de la novela expresan exactamente mi sentir: "y, con el libro en la mano, ella pensaba que allí uno podía dejar vagar el pensamiento igual que una hoja en el agua..."
Realmente es una novela sobre los pensamientos, sobre los recuerdos, imaginación y sentimientos de los personajes, una exploración por sus mentes, un paseo por su interior. Tarea que requiere de mucha atención porque no es nada sencillo seguir el hilo del pensamiento de alguien.
De todos los personajes, me quedo para siempre con la Sra. Ramsay, he sentido devoción por su persona al igual que su familia. Es por eso que para mí, El faro es, simbólicamente, la sra. Ramsay. Luego de 10 años, una visita que hacen al faro, algunos miembros de la familia Ramsay, ha dejado (quizá esté equivocada, pero es lo que me ha resultado de la primera lectura) una gran ofrenda.
Para finalizar, quiero compartirles algunos de los interrogantes de la última parte de la novela: "¿Era imposible aprender de memoria cómo funcionaba el mundo? ¿No había guía, ni refugio? ¿Era todo un milagro, igual que saltar hacia el vacío desde lo alto de una torre? ¿Sería posible que la vida fuese eso? ¿Sorprendente, inesperada, desconocida?"
Yesica Pinto
Es un libro al que le digo adiós temporalmente. Por ahora sólo puedo dedicarle unas líneas dando fe de aquellos momentos de la narración que por poéticas razones siguen colgados en las páginas de mi memoria:
Y así recuerdo la imagen de la señora Ramsay, a través de la ventana, serena diosa que compone, recompone e ilumina el mundo que gira a su alrededor cual faro viviente y cuya imagen intenta llevar Lily al lienzo. ¿Para qué llegar hasta el otro faro, atravesando las agitadas aguas, cuando la luz descansa perenne tras la ventana?
También el desconcierto de Lily ante su lienzo blanco cuyo árbol parece no encontrar su espacio (al igual que ella) oscurecido por la presencia de los personajes y las cabalgadas del señor Ramsay que se inviste de héroe por las colinas en una suerte de emulación de glorias pretéritas...
Rememoro, asimismo, la lenta caída de la tarde que imagino mezclada con los aromas del “boeuf en daube” que está “en train de mijoter” después de largas horas en medio del ir y venir de los ocho niños y la puesta en escena de los adultos en torno a la larga mesa de la cena y que, tras las mudas fricciones de las conciencias de los primeros momentos seguidas angustiosamente por la señora Ramsay, se apagan por obra y gracia de las ocho velas:
“la noche había sido excluida por los cristales, que, lejos de dar una imagen correcta del mundo exterior, lo mostraba como si estuviera haciendo ondas, de una forma que aquí, en el interior de la habitación, parecía estar el orden y la tierra firme (...) y todos fueran conscientes de ser un grupo en medio del vacío, en una isla; como si los uniera la causa común contra la fluidez del exterior.”
(Cuánto me ha recordado en este momento a la breve película Dublineses, (Los muertos, Joyce) emotiva y lírica ceremonia de despedida -transcurre en una cena- de John Huston de su tiempo que ya considera ha llegado a su fin).
Y, finalmente, el duelo del matrimonio en medio de un silencio atronador que sella su mutua devoción. Y el tiempo pasa, la casa duerme y el faro espera. Y llegan de nuevo, no todos. después de diez años de ausencia, pero ya no hay nadie tras la ventana y, casi a tientas, Lily recupera para la eternidad momentos del pasado mientras su mirada sigue a la barca, al fin, comandada por su joven Caronte, James, a las órdenes del señor Ramsay, hacia su destino final: El faro. Ya está, dijo Lily “trazó una línea, en medio. Estaba hecho, había terminado”.
¡MAGNÍFICA!
Es un libro al que le digo adiós temporalmente. Por ahora sólo puedo dedicarle unas líneas dando fe de aquellos momentos de la narración que por poéticas razones siguen colgados en las páginas de mi memoria:
Y así recuerdo la imagen de la señora Ramsay, a través de la ventana, serena diosa que compone, recompone e ilumina el mundo que gira a su alrededor cual faro viviente y cuya imagen intenta llevar Lily al lienzo. ¿Para qué llegar hasta el otro faro, atravesando las agitadas aguas, cuando la luz descansa perenne tras la ventana?
También el desconcierto de Lily ante su lienzo blanco cuyo árbol parece no encontrar su espacio (al igual que ella) oscurecido por la presencia de los personajes y las cabalgadas del señor Ramsay que se inviste de héroe por las colinas en una suerte de emulación de glorias pretéritas...
Rememoro, asimismo, la lenta caída de la tarde que imagino mezclada con los aromas del “boeuf en daube” que está “en train de mijoter” después de largas horas en medio del ir y venir de los ocho niños y la puesta en escena de los adultos en torno a la larga mesa de la cena y que, tras las mudas fricciones de las conciencias de los primeros momentos seguidas angustiosamente por la señora Ramsay, se apagan por obra y gracia de las ocho velas:
“la noche había sido excluida por los cristales, que, lejos de dar una imagen correcta del mundo exterior, lo mostraba como si estuviera haciendo ondas, de una forma que aquí, en el interior de la habitación, parecía estar el orden y la tierra firme (...) y todos fueran conscientes de ser un grupo en medio del vacío, en una isla; como si los uniera la causa común contra la fluidez del exterior.”
(Cuánto me ha recordado en este momento a la breve película Dublineses, (Los muertos, Joyce) emotiva y lírica ceremonia de despedida -transcurre en una cena- de John Huston de su tiempo que ya considera ha llegado a su fin).
Y, finalmente, el duelo del matrimonio en medio de un silencio atronador que sella su mutua devoción. Y el tiempo pasa, la casa duerme y el faro espera. Y llegan de nuevo, no todos. después de diez años de ausencia, pero ya no hay nadie tras la ventana y, casi a tientas, Lily recupera para la eternidad momentos del pasado mientras su mirada sigue a la barca, al fin, comandada por su joven Caronte, James, a las órdenes del señor Ramsay, hacia su destino final: El faro. Ya está, dijo Lily “trazó una línea, en medio. Estaba hecho, había terminado”.
¡MAGNÍFICA!
Ana Ballester
De las tres obras de Virginia Woolf que he leído, esta es, con mucho, la que más me ha gustado.
No busqué antes de leerla ninguna crítica, reseña ni sinopsis, porque como soy solo una lectora aficionada, algunas críticas académicas que en ocasiones he leído antes de emprender la lectura, me han disminuido el interés y el entusiasmo, porque anticipan el desenlace. Además, quería formar mi propia opinión sin ninguna influencia.
No es un libro para leer rápidamente ni para devorar atrapados en una vorágine de suspenso o intrigas ... todo lo contrario. Leo y releo. Disfruto mucho la prosa exquisita, poética, psicológica.
Hay que absorber el flujo de conciencia y dejar que provoque la propia introspección, que revele el significado. Saborear despacio.
Paisajes ... el mar ... ventanas ... escenas domésticas que parecen la obra de los pinceles de un artista ... Figuras estéticas, plásticas ... retratos psicológicos ... personajes pintorescos, excéntricos ... artistas frustrados ... escritores ambiciosos ... niños traviesos ... madre abnegada ... parejas enamoradas: todos interactúan, y al mismo tiempo que dialogan, sus retratos van combinados con los incesantes monólogos de la corriente de los pensamientos y sentimientos de cada uno de ellos: amor ... risas ... poesía ... arte ... dolor ... temores ... ambiciones ... complejos ... contradicciones ... ira.
Y toda la obra centellea, salpicada de premonitorios fragmentos de bellas PIEZAS LÍRICAS de la poesía clásica inglesa que marcan el tono de la historia.
Poco a poquito se va componiendo el mosaico de la serena aunque contradictoria personalidad de una madre, MUJER-FARO, madura, bellísima por dentro y por fuera, a quien todo el mundo ama y admira; y del esposo, el Sr. Ramsay, intelectual egocéntrico e iracundo, explosivo, pero noble, atractivo e inteligente, a quien respetan sus amigos y admiran sus discípulos; y del tierno amor entre ellos. ¿Vamos Al Faro?
Todo este rompecabezas de pensamientos, sentimientos, imágenes, poemas, obras de arte, exclamaciones o actos sin mucho sentido, tienen un significado simbólico o alegórico que hay que desentrañar. No hay una sola palabra de balde en esta obra, en este mosaico, porque todo es alegórico; todo tiene un mensaje implícito, desde el título, a los nombres y apellidos de los personajes. Por eso hay que leerlo muy despacio y releerlo constantemente.
Hay un lapso de diez años, después de que suceden acontecimientos trágicos que oscurecen el paisaje y la introspección. El estado del alma de los personajes se refleja en el aspecto desvencijado, decadente y de abandono de la casa, oscura y barrida por el viento. Después de este intervalo de tiempo se reúnen los personajes restantes, como fragmentos de un todo remendado, para, iluminados por el recuerdo del AMOR-FARO y por la eterna belleza de la poesía y el arte, siempre en lucha contra sus demonios internos, ir ¡Al Faro!
Como conclusión, quiero mencionar que percibí al menos dos mensajes que tal vez la autora Virginia Woolf quiso comunicar en Al Faro:
UNO: Que es más imperecedero el recuerdo de la generosidad del amor que cualquier obra de arte, aunque esta sea Inmortal.
Y DOS: Que las apariencias no revelan los sentimientos que hay en las profundidades de la psiquis de las personas y estos son revelados solamente en contadas ocasiones que se les permite aflorar al exterior.
Mi humilde opinión de lectora: una obra maestra de la Literatura ¡Al Faro!
ÍNDICE ONOMÁSTICO Y SIGNIFICADO DE LOS NOMBRES Y APELLIDOS DE LOS PERSONAJES DE AL FARO DE VIRGINIA WOOLF.
Me he entretenido haciendo esta lista, con datos de Google:
Espero la leáis y os guste:
RAMSAY (Escocés: isla del ajo salvaje, isla del carnero, isla del arriete, isla del cuervo, isla del golpe)
HIJOS DE LOS RAMSAY (8):
JAMES (Hebreo: Dios recompensará) El hijo menor. La madre le lee el cuento de los hermanos Grimm "La Mujer del Pescador". Odia al padre.
CAM diminutivo de CAMILA (latín: aquella que está frente a Dios y presenta sacrificios; virgen de carácter intachable) Niña arisca, adolescente soñadora.
ROSE (flor con perfume y espinas) Muy femenina y artística, hábiles manos, decora mesa.
PRUE (Prudencia) La Bella. Parto.
NANCY (Anna, hebreo: Gracia) Adolescente salvaje pero sensible y juiciosa.
ANDREW (griego: masculino y fuerte) Inteligencia, matemática. Guerra.
JASPER (Hindi o persa, resplandeciente y que guarda los bienes de Dios) Dispara a los grajos.
ROGER (germano: famoso con la lanza) Adolescente salvaje.
PERRO, el viejo BADGER (molestia persistente) Mordió a Charles Tansley.
INVITADOS (6):
CHARLES TANSLEY (guerrero / Limpieza del bosque) Enésimo joven, ateo, fea corbata, odioso, impresentable, todo él bultos y oquedades, académico, pequeño.
LILY BRISCOE (pureza, humildad / Bosque de abedul) Pintora, ojos achinados, poquita cosa. Solterona.
WILLIAM BANKES (Germano: protector / Inglés antiguo, anglo-sajón, británico: colina) Señor mayor. Amigo y admirador de los Ramsay. Viudo solitario.
MINTA DOYLE (belleza literaria / Irlandés: negro y extraño) Jovencita dorada, pelo suelto, la envuelve una niebla resplandeciente, marimacho, coqueta.
PAUL RAYLEY (latín: pequeño y humilde / Rayo legal) Joven guapo, perfil de camafeo, tonto.
AUGUSTUS CARMICHEL (Latín: majestuoso y venerable / Gaélico: amigo de San Miguel) Anciano poeta, usa ¿opio? o algo que mancha su barba y su bigote de amarillo (podría ser cúrcuma), no habla mucho. Famoso.
SERVIDUMBRE:
MILDRED (anglosajón e inglés antiguo: fuerza suave) Cocinera: Boeuf en daube.
ELLEN (griego: luz, antorcha, brillo) Doncella suiza, padre muriendo de cáncer en valle del cantón de los Grisones.
MARTHE (hebreo: amargo) Otra doncella.
KENNEDY (gaélico: cabeza fea) El jardinero holgazán.
Su hijo GEORGE (griego: campesino) También jardinero.
DAVIE MACDONALD (hebreo: amado / gaélico hijo del soberano del mundo) Otro jardinero.
SRA. MCNAB (escocés antiguo: hijo del Abad) Señora mayor del pueblo que llega a limpiar la casa vacía. Camina mal pues padece artritis y mira de soslayo.
SRA. BAST (diosa de los gatos en el Antiguo Egipto) Ayudante de la señora McNab.
OTROS:
FARERO sin nombre.
SORLEY (Irlandés y gaélico escocés: vagabundo de verano) Hijito del farero, enfermo de tuberculosis ósea.
ELSIE (Escocés: comprometido con Dios) Niña de familia pobre a quien la señora Ramsay visita en el pueblo.
PAUNCEFORTE (francés antiguo: panzón) Es supuestamente JAMES ABBOTT MCNEILL WHISTLER pintor estadounidense que habría visitado la isla Skye poco tiempo antes, autor del famoso cuadro "La Madre".
El viejo MACALISTER (gaélico del griego: hijo del defensor del hombre) y su hijo “el chico”. Marineros.
ISLA SKYE (referente al cielo) Isla montañosa en las Hébridas Interiores, unida a la costa oeste de Escocia por un puente; ciudad principal, Portree.
Lucila Argüello
Muchas gracias por darnos estas notas de una excelente escritora.
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