"Víctor Ros y el gran robo del oro español", de Jerónimo Tristante

FICHA TÉCNICA:

Género: Narrativa 
Editorial: Plaza & Janés

SINOPSIS:

Víctor Ros se ha tomado unas vacaciones después de un caso que casi le cuesta la vida. Pero el crimen nunca cesa y, de nuevo, la Brigada Metropolitana de Madrid requiere sus servicios. El Banco de España ha sufrido un intento de robo, pero solo era una maniobra de distracción mientras se cometía el auténtico delito: la sustracción de las dos terceras partes del tesoro nacional en lingotes de oro que se encontraba en otro bando de la capital. La única pista con la que cuentan es el nombre que pronuncia uno de los asaltantes del Banco de España antes de morir: Aldanza. Ros es el único que da crédito a este testimonio, ya que ve en esta gran puesta en escena la impronta del criminal Aldanza, al que todos consideran muerto.
Una serie de pistas señalan Londres como el lugar dónde encontrará al sospechoso y, en consecuencia, el oro. Pero las cosas no son fáciles para nuestro protagonista; una sombra del pasado intentará acabar con su vida aprovechando las distracciones del caso. Lo que no esperaba Ros es contar con la ayuda de todo un mito de la historia del siglo XIX: su admirado y célebre Sherlock Holmes.

OPINIÓN:

Me ha sorprendido muy gratamente esta quinta entrega de las aventuras del detective Víctor Ros, tras una algo decepcionante ‘La última noche de Víctor Ros’ que parecía escrita por encargo y que para mí no es más que un simple puente entre las dos mejores de la saga: ‘El enigma de la calle Calabria’ y esta última.
Ya dije en su día que Víctor Ros me parece una suerte de Sherlok Holmes ‘light’, pero en esta aventura Tristante saca el lado más crudo del protagonista, que deja al margen sus altísimos ideales para buscar venganzas personales al tiempo que resuelve un crimen que implica a las más altas esferas de España e Inglaterra.
Y es en Inglaterra donde se desarrolla la mayor parte de la trama, con una parte central en el inframundo que suponen las calles de Whitechapel (allí donde actuara Jack el Destripador), donde Tristante no sólo describe a la perfección las miserias del ser humano, sino que se permite una suerte de homenaje que hará sin duda las delicias de los seguidores de esta saga: Víctor Ros conoce al mismísimo Sherlok Holmes. Debo decir que soy un incondicional del detective británico y considero que para dar vida a Holmes hay que ser Conan Doyle, por lo que esta parte, en boca (palabras) de Tristante me ha parecido algo artificial, pero no niego el potencial de la misma como tributo al mítico personaje y su creador y, como ya digo, el detalle con muchos lectores que estaban deseando que ocurriera algo así.
Por lo demás, una trama muy bien elaborada (algo habitual en esta saga) y posiblemente el mejor despliegue de secundarios de las cinco novelas, pues participan de la historia con aportaciones muy relevantes tanto (obviamente) el propio Ros, como su mujer, su hijo, su compañero Blázquez, el agente británico Martin Roberts, la traductora María Fuster, las némesis Aldanza y Miranda y el propio Sherlok Holmes.
Hará las delicias de los aficionados al género y es una buena lectura ‘de desatranque’ para otro perfil de lector. La recomiendo.

Luis Sánchez Martín