Género: Narrativa
Editorial: Seix Barral
Editorial: Seix Barral
SINOPSIS:
Juan Marés, un soñador que se ha hecho a sí mismo, se ve engañado y abandonado por su mujer, perteneciente a la alta burguesía catalana, y de la que está totalmente enamorado. Este abandono lo hunde en la desesperación y la indigencia, y lo convierte en un marginado solitario, un astroso músico callejero que deambula por los barrios bajos de Barcelona, hasta que concibe una delirante estratagema: hacerse pasar por un charnego pintoresco y fulero llamado Faneca, para reconquistar a su ex mujer.
La falacia empieza como una broma, una aventura algo grotesca e inverosímil, pero adquiere una dinámica imprevista, y el personaje ficticio comienza a ganarle terreno al real, la máscara devora a Marés y se hace dueña de su voluntad, de su memoria y de su lengua.
Construido sobre las más diversas duplicidades, El amante bilingüe ofrece una mirada irónica y carnavalesca sobre la dualidad cultural y lingüística de Barcelona. Juan Marsé derrocha en esta novela sus dotes de narrador minucioso capaz de insinuar múltiples niveles de lectura en una misma narración: la sátira feroz y divertida, y una sobrecogedora historia sobre la permanente necesidad de ser otro.
OPINIÓN:
"Es bastante complicado, ¿sabes? Norma se ocupa de las encuestas públicas y experimenta con… la lengua. Estudia los contactos conflictivos de las dos lenguas, el catalán y el castellano, tanto en lo individual como en lo social. Ese punto en que las dos lenguas se friccionan. —O sea —intervino Ribas—, las dos lenguas en contacto vivo y caliente con el individuo. —Idiota eres —dijo riendo Norma. —Puedes reírte lo que quieras —dijo Totón Fontán—. Pero yo empiezo a estar hasta el gorro del normativismo badulaque en el que ha caído el idioma catalán. —Pues ya puedes ir preparándote, pobre castellanufo —dijo Ribas—. Verás auténticos prodigios".
Mi segundo encuentro con el recién fallecido (18 de Julio 2020) Juan Marsé, escritor catalán, de quién había leído Rabos de lagartija que me había gustado mucho.
En esta novela corta (164 páginas) Marsé exhibe su gran genio literario, con tremenda maestría para plasmar la dualidad lingüística catalana, junto con las diferencias sociales, en una historia de amor obsesivo, con un cambio psicológico de una personalidad a otra del protagonista, luego de haber mudado de nombre, domicilio e identidad y hasta de etnia.
Creo que podría catalogarse como una novela psicológica decorada con auténtico costumbrismo y simpático registro coloquial.
Joan Marés, catalán, es el protagonista (cuyo nombre me parece que es un anagrama del nombre del autor) ... tanto sufrimiento y obsesión por el amor a su esposa Norma, quien lo dejó hacía diez años, desemboca en la peregrina idea de disfrazarse de gitano para reconquistarla ... porque él sabe que a ella le gustan los zíngaros, ya que el día que lo abandonó la había sorprendido in fraganti con un calé de la calle, un lustrador. Ella abandonó el piso de su propiedad dejándolo a él viviendo allí y sin pedirle el divorcio.
El disfraz es completamente genuino y perfecto, hasta en los más mínimos detalles ... porque no solamente es un disfraz, sino una caracterización bien preparada, ensayada y actuada, como lo haría el mejor actor profesional ... una cosa muy admirable aunque poco verosímil.
La descripción de los ambientes es una fiel pintura de los barrios barceloneses y los personajes están retratados en forma muy redondeada, uno se los imagina con facilidad y realismo.
El lenguaje, muy hábilmente manejando, es alternadamente bilingüe, castellano, andaluz y algo de catalán, muy pintoresco, natural, con mucha ironía y humor. El falso gitano afirma no saber catalán y habla el castellano como los gitanos, de modo que algunas veces es un poco confuso.
En conclusión, me ha gustado muchísimo esta obra ... me ha enternecido el amor de este esposo abandonado por una mujer rica y frívola, aunque atractiva sin ser bella, donde el actor es devorado por su papel y la máscara se le incrusta en la piel y en el alma.
"Un luminoso domingo de este verano, cuando El Torero Enmascarado tocaba el acordeón rodeado de japoneses atónitos, de palomas y de niños, brillando bajo el sol como una llama esmeralda, un viandante bajito y calvo se le acercó con las manos en la espalda y media sonrisa acartonada de suficiencia, pero sin animosidad, y después de observarle de cerca un buen rato le dijo: —Escolti, perdoni. De què se’n fot, vostè? Faneca fijó su atención en el hombre haciendo un esfuerzo, achicando el ojo como si algo dificultara su visión o le aturdiera. Inició un balbuceo con voz profunda. Su mente ventrílocua se estaba desmoronando, su lenguaje contorsionista también, pero el personaje inventado se mantenía en pie y dejó de tocar un momento para responder, sin esperanza y sin resentimiento: —Pué mirizté, en pimé ugá me’n fotu e menda yaluego de to y de toos i així finson vostè vulgui poque nozotro lo mataore catalane volem toro catalane, digo, que menda s’integra en la Gran Encisera hata onde le dejan y hago con mi jeta lo que buenamente puedo, ora con la barretina ora con la montera, o zea que a mí me guta el mestizaje, zeñó, la barreja el combinao, en fin, s’acabat l’explicació i el bròquil, echusté una moneíta, joé, no sigui tan garrapo ni tan roñica, una pezetita, cony, azí me guta, rumbozo, vaya uzté con Dio i passiu-ho bé, senyor"…
Lucila Argüello
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