29 de noviembre de 2020

"Beloved", de Toni Morrison

beloved toni morrison
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Traducción: Iris Menéndez
Editorial: Debolsillo

SINOPSIS: 
Para escribir esta magnífica historia, merecedora del Premio Pulitzer, Toni Morrison se inspiró en la vida real de una esclava afroamericana, Margaret Garner, que en 1856 escapó de una plantación en Kentucky y consiguió llegar al estado libre de Ohio. A punto de ser recapturada, Margaret tomó la trágica decisión de sacrificar a su hija para salvarla de una vida en cautiverio.
En esta novela, Sethe es la esclava prófuga que vendió su cuerpo para grabar el nombre de su hija muerta en la lápida: diez minutos por «Beloved», veinte minutos por «Dear Beloved». Muchos años después, Sethe vive en Ohio con Denver, su hija adolescente, y Paul D., un viejo amigo que también fue esclavo. Todos intentan prosperar y olvidar el pasado, hasta que un día aparece una joven que dice llamarse Beloved. Tiene la edad que tendría su hija si viviese y sabe ciertas cosas que sugieren que podría serlo.
Beloved se convirtió de inmediato en un clásico cuando se publicó en 1987. El crítico John Leonard escribió en Los Angeles Times: «No puedo imaginar la literatura norteamericana sin esta novela». Casi dos décadas después, The New York Times la eligió como la mejor novela norteamericana de los últimos cincuenta años.
La obra maestra de la premio Nobel de Literatura Toni Morrison, «la mejor novela norteamericana de los últimos cincuenta años» según The New York Times, ganadora del Premio Pulitzer y del American Book Award.

OPINIONES:
Fue la lectura de septiembre de 2021 en el Club de Lectura.

"Así empezó la cuestión. Preparó la masa de pasta y pensó en decirle a Ella y John que los acompañaran porque tres pasteles, quizá cuatro, eran demasiados para ellos solos. A Sethe se le ocurrió que podían agregar un par de pollos. Stamp ofreció las percas y bagres que saltaban a su barca: ni siquiera tenía que tirar el sedal. A partir de los ojos brillantes de Denver, creció hasta ser un banquete para noventa personas. El 124 se estremeció con sus voces hasta últimas horas de la noche. Noventa personas que comieron tan bien y rieron tanto que se disgustaron. A la mañana siguiente despertaron y recordaron las percas fritas que Stamp Paid hacía girar en una rama de nogal, con la palma izquierda extendida para protegerse de las salpicaduras de grasa caliente; recordaron el budín de maíz con crema, a los niños agotados y hartos de comida dormidos en la hierba, con los pequeños huesos de conejo asado todavía en las manos… y se disgustaron. Los tres (quizá cuatro) pasteles de Baby Suggs se transformaron en diez (quizá doce). Las dos gallinas de Sethe se transformaron en cinco pavos. El bloque de hielo transportado desde Cincinnati —sobre el que volcaron sandía machacada mezclada con azúcar y menta para hacer un ponche— creció hasta ser una carretada de pasteles helados para una tina llena de fresas exprimidas. El 124, tembloroso de risa, buena voluntad y comida para noventa, los disgustó. Un exceso, pensaron. ¿De dónde sacó todo eso Baby Suggs, bendita sea? ¿Por qué es ella y siempre ella el centro de las cosas? ¿Cómo sabe siempre exactamente qué hacer y cuándo hacerlo? Dar consejos, transmitir mensajes, curar a los enfermos, refugiar a los fugitivos, amar, cocinar, cocinar, amar, predicar, cantar, bailar y amar a todo el mundo como si fuera tarea de ella y sólo de ella. Que cogiera dos cubos de zarzamoras y los convirtiera en diez, quizá doce pasteles; que tuviera pavo suficiente para toda la ciudad cercana, guisantes nuevos en septiembre, crema fresca (aunque allí no había vaca), hielo y azúcar, pan, budín de pan, pan levado, y pan mantecado… les disgustó. Los panes y los peces eran cosa de Él… no de una antigua esclava que probablemente nunca había llevado cuarenta y cinco kilos a la báscula ni recogido quimbombó con un bebé a la espalda. Que nunca había sido azotada por un blanco de diez años, como Dios muy bien sabía que lo habían sido ellos. Que ni siquiera había escapado de la esclavitud… Cuya libertad había sido de hecho comprada por un hijo chocho, y que había sido conducida hasta el río Ohio en un carro, con los papeles de su libertad plegados entre sus pechos (conducida por el mismísimo hombre que había sido su amo, que había pagado su instalación, un tal Garner) y que había alquilado una casa con dos plantas y un pozo a los Bodwin… los hermanos blancos —un varón y una mujer— que daban a Stamp Paid, Ella y John ropa, alimentos y equipos para los fugitivos porque odiaban la esclavitud más de lo que odiaban a los esclavos".

Con esta obra ganadora del premio Pulitzer 1988, que se me hizo corta (311 páginas), estoy conociendo a la Premio Nóbel de Literatura 1993, la afroamericana estadounidense Tony Morrison (1931-2019).
Esta apasionante y conmovedora novela, inspirada en una historia verídica, está escrita en un estilo tal, que a pesar de la traducción, se percibe algo así como la cascada voz de una anciana narradora negra, contando a su manera los hechos, sentimientos, amores, creencias, sueños, alucinaciones, fantasías, magia y espiritualidad, sencillas alegrías y solidaridad humanas, pesadillas, envidias, supersticiones … de la vida de Baby Suggs y su nuera Sethe la filicida, su familia, sus vecinos y sus amigos ... todo dentro del marco histórico de la época de la Guerra de Secesión de Estados Unidos y posterior a ella, la liberación, difícilmente aceptada en muchos lugares.
El tono es poético en la voz narrativa cuando cuenta, casi como al descuido, casi como sin darle importancia, el sufrimiento por las terribles crueldades inhumanas cotidianas y las soluciones, de una valentía desesperada, que marcan las vidas con la tragedia, para siempre.
A esta bella novela, la considero una obra de arte, verdadera literatura de alta calidad, por eso no quiero seguir comentándola, porque es necesario leerla ... Dramática como La Cabaña del Tío Tom (1852) de Harriet Beacher Stowe, el best seller que influyó en la Guerra de Secesión de los Estados Unidos, según el propio Abraham Lincoln expresó a la autora ... con la diferencia de un estilo artístico digno de un Premio Nóbel de Literatura.

"Le duele la cabeza. De repente recuerda a Sixo intentando describir lo que sentía por la Mujer Cincuenta Kilómetros. «Es amiga mía. Me une a mí mismo. Junta las partes que son y me las devuelve en el orden que corresponde. Es bueno, sabes, tener una mujer que sea amiga de tu mente»". 
Lucila Argüello

Hace unos días terminé de leer Beloved (1987) libro que tenía en mente hace tiempo. Me ha impresionado el buen hacer de la autora que le valió el Nobel de literatura en 1993 con solo seis libros publicados hasta ese momento, y que la premió por “su arte narrativo impregnado de fuerza visionaria y poesía que ofrece una pintura viva de un aspecto esencial de la realidad norteamericana”. Estas cualidades están presentes desde su primera obra “Ojos azules” en 1970 hasta la última, una colección de ensayos “El origen de los otros” publicado en 2016.
La pregunta que uno se hace cuando lee esta obra es qué tiene de especial que concita la admiración de tantos lectores. Pues bien, creo que se puede resumir en una palabra: autenticidad. Y sí, eso desprende la historia íntima relatada por Morrison de la que intuimos que no sólo afecta a los protagonistas de la novela, sino también a miles y miles de seres humanos que fueron arrancados de sus tierras y lanzados al mar para sufrir la esclavitud.
El punto de partida de la autora fue recordar el haber leído hacia 1970 la historia de una esclava, Margaret Garner, que mató a uno de sus hijos y lo intentó con el resto al ser atrapada en su huida de la esclavitud porque no quería que sus hijos vivieran como ella lo había hecho. Lo curioso del caso es que no fue acusada de asesinato, como los abolicionistas querían, pues supondría que como madre sus hijos le pertenecían, sino que se le acusó de un delito contra “la propiedad” de su amo pues había robado y huido con “bienes que le pertenecían”. Nadie podía acusarla desde el punto de vista moral.
No fue una empresa fácil para la autora imaginar aquel periodo histórico en el que vivió Margaret Garner (Guerra de Secesión, Abolición de la Esclavitud) pues le resultaba, según palabras textuales, “repulsivo” y porque además sería muy fácil dejarse llevar por los tópicos compasivos y de paso suscitar una morbosa curiosidad ante la descripción de los horrores sufridos.
Relatar desde dentro la vida de los esclavos, transmitir al lector qué era vivir sin historia, sin arraigos pero sabiendo que no era el único modo de existir y, rota las barreras, no volver la mirada hacia atrás y dotarse a sí mismo de la humanidad arrebatada, es para mí el logro de esta novela. Y así se dispuso a escribir una obra que, como ella misma dice, es “irrevocablemente negra”.
Y esa es la base de Beloved: una esclava, Sethe, que huye para ser libre y que cuando se da cuenta de que, a pesar de estar en un territorio libre de esclavitud, sus hijos y ella pueden ser atrapados de nuevo por su antiguo amo, mata a su hija y lo intenta con el resto. La genialidad de Morrison reside en la creación de BELOVED, trasunto de la hija fallecida, presencia fantasmal cuyas raíces habría que buscarlas en las historias del pasado africano que se transmitían en el ámbito familiar y en el que la convivencia con seres desaparecidos formaban parte de su cotidianidad.
BELOVED, la hija cuya vida fue segada y la única con derecho a reclamar a su madre el derecho a vivir, instituye a Sethe como madre que asumió su responsabilidad y libertad (impensable para un esclavo), y que eligió matarla ante una segura esclavitud. La toma de conciencia del pasado, cuya dolorosa memoria revive con este acto, marca el inicio de su identidad como ser humano.
Y termino con unas palabras de la autora: “algunos traumas sufridos por determinados pueblos son tan profundos, tan crueles, que, a diferencia del dinero, a diferencia de la venganza, incluso a diferencia de la justicia, o de los derechos, o de la buena voluntad de los demás, solo los escritores logran traducirlos y transformar el dolor en significado para aguzar la imaginación moral”. Magnífica y aleccionadora.
Ana Ballester

Es una lectura que duele, que enoja, que cimbra fuerte adentro de uno y que te pone a pensar. La autora lo consigue con maestría, sin morbo, con una narrativa llena de simbolismos, alegorías y poesía en su prosa.
La historia ficcionada nace de un hecho real: una madre afroamericana que mata a su hija para evitarle todos los tormentos y vejaciones a los que son sometidos por sus propietarios blancos.
¿Difícil de entender? Pues, claro, si se intenta juzgar con ojos de blancos libres que vivimos en otro siglo, en otra realidad. Pero, es que ese no es el propósito de T. Morrison, el de juzgar a esa madre ni tampoco ahondar en detalles escabrosos.
Ya conocemos el desenlace fatídico, filicidio para nosotros, “destrucción de la propiedad" para esos amos. La cronología de los hechos se dispersa en saltos temporales y espaciales, un flashback te retrotrae a la llegada de la protagonista a la granja Sweet Home en Kentucky, que nada tenía de dulce ni de hogar, donde trabaja y conoce al que sería su esposo y padre de sus cuatro hijos hasta que deciden escapar a otro estado y ser “libres". Lo consigue a medias y no por mucho tiempo.
La Ley de Fugitivos que regía validaba la captura y el regreso a su antiguo dueño. Y es en esta parte del relato donde sucede la “Desgracia", mata a su hija sin poder concretar lo mismo con los otros tres, como un intento de reafirmar su libertad en medio de la desesperación y la desesperanza.
Y aquí la frase que condensa todo el relato para mí:
«Ser libre era una cosa, pero reivindicar la propiedad de esa libertad era harina de otro costal».
Esta será una marca más en su cuerpo, en su alma, más dolorosa que todos los latigazos juntos que recibió siendo esclava porque se la hizo ella misma; o mejor dicho, se la hicieron también los blancos pero sirviéndose de las manos de ella. Y también marcó a los demás de su familia, flageló sus vidas, ante la mirada admonitoria de la comunidad negra.
Una presencia en la casa y un fantasma que la persigue, la castiga, la consume y hacen todo más insoportable, con el que consigue amigarse para pagar su culpa. Quiere a ese fantasma porque es parte de su historia.
Toni Morrison nos deja claro que el fantasma de la esclavitud permanece en el aire, haciéndose carne cada tanto, lo viven todavía ellos con su piel bruna. Y por ello existen movimientos como Black Lives Matter.
NO SOMOS LIBRES HASTA QUE TODOS LO SEAN.
Gäbby Molina

1 comentario:

  1. Leí hace años esta novela, que impactó profundamente. La recomiendo!!!!!!


    Lucio Pralini

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