Género: Narrativa
Traducción: Ramón Buenaventura
Editorial: Seix Barral
SINOPSIS:
En un divertido y a la vez amargo ejercicio de autocrítica, Portnoy
relata su vida, desde su infancia en un típico hogar judío de Nueva
Jersey, pasando por su incapacidad de relacionarse con las mujeres de un
modo que no sea sexual, hasta los recientes acontecimientos que lo han
llevado hasta el diván del psiquiatra. Una irónica visión de las
costumbres y psicología judías, y del desmoronamiento del sueño
americano.En sus sesiones de psicoanálisis, Alexander Portnoy confiesa que la obsesión por el sexo ha dominado su vida. Portnoy, Mal de [llamado así por Alexander Portnoy (1933- )].Trastorno en que los impulsos altruistas y morales se experimentan con mucha intensidad, pero se hallan en perpetua guerra con el deseo sexual más extremado y, en ocasiones, perverso. Al respecto dice Spielvogel: «Abundan los actos de exhibicionismo, voyeurismo, fetichismo y autoerotismo, así como el coito oral; no obstante, y como consecuencia de la “moral” del paciente, ni la fantasía ni el acto resultan en una auténtica gratificación sexual, sino en otro tipo de sentimientos, que se imponen a todos los demás: la vergüenza y el temor al castigo, sobre todo en forma de castración».
OPINIÓN:
Hace ya unos cuantos años que leí por primera vez a Philip Roth, para
ser más exactos cuando salió a la venta “La conjura contra América”, y
desde entonces no había vuelto a caer en mis manos otra historia suya.
“El mal de Portnoy” es la obra que le dio fama, en ella hace un retrato
humorístico y ácido de la sociedad estadounidense y de las forma de vida
judías en dichas tierras. La novela recrea las confesiones de un chico
joven, soltero, nacido estadounidense
pero de descendencia judía. El tono de las memorias es desvergonzado,
rebelde. Toca temas de tradición familiar que se contrarrestan con
anécdotas rocambolescas de su infancia y juventud y acerca del modo de
ser de sus allegados, también trata sobre asuntos colectivos e
ideológicos más amplios (sobre todo comunismo y judaísmo en este caso).
De hecho, me parece que una de las gracias de Philip Roth es su modo de
desmontar el mito del sueño americano o, por lo menos, romper con la
imagen puritana que se pueda tener de los norteamericanos.
Ha sido una lectura entretenida, no me he reído a carcajadas, pero ha habido momentos muy ácidos.
Ha sido una lectura entretenida, no me he reído a carcajadas, pero ha habido momentos muy ácidos.
Dolors Martínez
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