5 de mayo de 2015

"La importancia de llamarse Ernesto", de Oscar Wilde

La importancia de llamarse Ernesto Oscar Wilde
FICHA TÉCNICA:
Género: Teatro
Traducción: J. Pérez Martín
Editorial: Mestas Ediciones

SINOPSIS:
Algernon (con Bunbury), joven aristócrata londinense, y su mejor amigo, Jack Worthing (con Ernesto), fingen tener un amigo, en un lugar distinto al que se encuentran. Cada vez que uno de ellos quiere evitar una obligación social, le hace una visita a su "amigo enfermo o lejano". Así pueden fingir piedad y dedicación, mientras tienen la excusa perfecta para salir de la ciudad o del campo, evadiendo sus responsabilidades. Algernon llama a esta práctica "bunburyzar".

OPINIÓN:
Esta pieza de teatro apareció publicada por primera vez con el título original de The importance of being earnest, atendiendo a un juego de palabras en inglés entre earniest, que significa serio o formal y el nombre de Ernest que suena igual. Y es que Wilde usaba los motes y vocablos con ingenio, queda demostrado de antemano en este texto desde un principio, esto da una idea, a quien lo lea, de lo que se puede esperar. Desde luego yo escogí la obra porque pensaba que iba a divertirme, y así fue en buena medida.
Me he podido reír sobre todo con las ocurrencias y razonamientos de Angy, a quien considero el “Lord Henry” de este escrito (Lord Henry es el personaje más amoral, controvertido, de “El retrato de Dorian Gray”). De hecho, todos los personajes hacen gala de un carácter frívolo, no tienen vergüenza al decir lo que piensan o en descubrir las intenciones de unos y de otros.
Otro aspecto que me ha gustado, además de la gracia y soltura de los personajes, es que, en el fondo, Wilde está representando el nivel cultural y educativo de la sociedad de su época, todo en su estilo satírico. No tiene desperdicio las alusiones a la literatura moderna, en general, los comentarios de Algy sobre sus parientes o las consideraciones de Lady Bracknell a la hora de encontrar un buen partido para su hija.
Es una lectura ligera y divertida. Nadie podía imaginar que, poco después, el autor sería condenado a varios años de trabajos forzados y ya no sería el mismo. Estas circunstancias me hacen pensar en las palabras de Wilde, mejor dicho de Lord Henry, en “El retrato de Dorian Gray”: "La humanidad se toma demasiado en serio. Es el pecado original del mundo. Si los cavernícolas hubieran sabido reír, la historia habría sido distinta".

Dolors Martínez

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