Género: Narrativa
Traducción: Miguel Martínez-Lage
Editorial: AlianzaTraducción: Miguel Martínez-Lage
SINOPSIS:
La inocencia es el escondite perfecto del crimen. Dublín, años cincuenta. En un depósito de cadáveres, una turbia trama de secretos familiares y organizaciones clandestinas comienza a desvelarse tras el hallazgo de un cuerpo que nunca tendría que haber estado allí. Una oscura conspiración que abarca ambos lados del Altántico y que acaba envolviendo en un siniestro abrazo, inesperadamente, la vida misma de todos los protagonistas.
OPINIÓN:
OPINIÓN:
Mi primera toma de contacto con el "alter ego" policíaco de John Banville, Benjamin Black me ha decepcionado bastante. Aunque ya me habían advertido de que su calidad literaria quedaba menoscabada al adentrarse en los terrenos de la novela negra, no me esperaba tal bajón, sobre todo después de haber disfrutado enormemente de sus novelas como Banville.
La trama de El secreto de Christine está ya más que manoseada por películas irlandesas de la Lavandería de la Misericordia, es previsible, carece de intriga salvo un par de golpes de efecto para sacudir al lector del aturdimiento anodino en el que está sumido. Desde el principio se saben los culpables, los personajes son tan arquetípicos que parece increíble que la haya escrito Banville, gran escrutador del alma humana.
Lo único que la salva es que, aún empeñándose en los patrones del género, la prosa de Banville aflora de vez en cuando con esas sus chocantes metáforas en las descripciones ambientales y anímicas.
No la recomiendo ni para pasar el rato. Es un libro tan vacío como el corazón de su protagonista.
La trama de El secreto de Christine está ya más que manoseada por películas irlandesas de la Lavandería de la Misericordia, es previsible, carece de intriga salvo un par de golpes de efecto para sacudir al lector del aturdimiento anodino en el que está sumido. Desde el principio se saben los culpables, los personajes son tan arquetípicos que parece increíble que la haya escrito Banville, gran escrutador del alma humana.
Lo único que la salva es que, aún empeñándose en los patrones del género, la prosa de Banville aflora de vez en cuando con esas sus chocantes metáforas en las descripciones ambientales y anímicas.
No la recomiendo ni para pasar el rato. Es un libro tan vacío como el corazón de su protagonista.
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